Opinión

Pedro Sánchez siniestro total, Feijóo éxito absoluto

Una vez subrayado el éxito absoluto del PP de Juanma Moreno y de Alberto Núñez Feijóo, la figura del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, planea sobre el resultado de las urnas, cuyo veredicto es demoledor para el jefe del Ejecutivo. Y es que el PSOE se hunde sin remedio en cada cita electoral bajo el peso muerto de su secretario general. Paralelamente, el empuje del nuevo PP de Feijóo gana terreno con firmeza. Su éxito la noche del domingo en Andalucía debería encender todas las alarmas en Ferraz y en Moncloa, porque puede ser el cambio del cambio, la nueva era que rompa con el sanchismo. La noche andaluza ha sido triunfal para Feijóo, quien gana su apuesta de no gobernar con Vox y deja apenas sin aire a una izquierda dividida y sin ideas que no sabe dónde buscar votos. Tres bolas a la tronera de una sola tacada. 

Cualquier dirigente socialista con un sentido medio de la responsabilidad recapacitaría seriamente y variaría el rumbo de sus políticas después de coleccionar, una tras otra, tan contundentes derrotas, pero Pedro Sánchez es un irresponsable consumado que no tiene otra aspiración que seguir ocupando el poder, sin importarle el clamor de una sociedad harta que le está mostrando de forma reiterada la puerta de salida.

No es casualidad que el socialismo se haya estrellado con estrépito en el País Vasco, Galicia, Madrid, Castilla y León y Andalucía y sólo haya obtenido un inútil triunfo electoral en Cataluña. Seguramente, lo que hará mañana Pedro Sánchez es ponerse de canto, como si la brutal derrota en Andalucía (30 escaños, su peor resultado histórico) fuera un tropiezo puntual o un doloroso resbalón sin trascendencia nacional. Es lo que hizo cuando fue triturado en Galicia o Madrid. Sabe mejor nadie que su partido está en caída libre, pero continuará con su sectaria forma de gobernar, abrazado a los enemigos de España.

La deslealtad del personaje a España y su partido no tiene precedentes, porque pocas veces un gobernante ha colocado de forma tan obscena sus intereses personales por encima del interés nacional. Su alianza con Podemos y su dependencia de separatistas y proetarras han provocado una degradación democrática que amenaza con ir a peor, porque el presidente del Gobierno es un piloto suicida circulando a toda prisa por el lado contrario al que exigen el sentido común, la prudencia y la lealtad institucional. Como su vanidad no acepta la derrota, hará lo de siempre: matar políticamente a cualquiera que esté a su alrededor y seguir destrozando España.

Mientras, Feijóo y su ilusionante PP están en el mejor sitio y en el mejor momento para rentabilizar este desastre del sanchismo que pacta con filoterroristas, chavistas y golpistas, marcado por la pésima gestión del Covid y por haber llevado a España a una deriva inflacionista para la que carece de ideas, al contrario de otros líderes europeos.