Opción Garamendi: acuerdo razonable

Yolanda Díaz no puede presumir de nada. Mucho menos de haber alcanzado nada “histórico” para los trabajadores españoles. Su contrarreforma laboral ha quedado en bastante poco.
De modo y manera que podrá presumir de lo que le venga en gana, pero ha perdido una gran oportunidad de haber establecido una auténtica y nueva cultura del empleo que tenga en cuenta las nuevas tecnologías, el invierno demográfico y la globalización en todo el continente europeo.
Aún así, ha habido patronales (Madrid y Cataluña) a las que no les ha gustado que el jefe de la CEOE haya suscrito el acuerdo a tres bandas. Sinceramente, Antonio Garamendi ha sabido aprovechar la fuerza que le ha dado la posición europea para hacer ver a sindicatos y Gobierno que lo acordado representa la línea Maginot sobre la que no se podía pasar. No hay contrarreforma se mire por dónde se quiera.
Garamendi lo tiene fácil para convencer a sus pares. O los retoques introducidos o exponerse a un pleito interminable y a una confrontación de índole política con un Gobierno que se encuentra a gusto en la imposición y el abuso.
Algo más difícil lo tiene la exultante ministra de Trabajo. Sus amigos de la ultraizquierda ya piden su cabeza en bandeja de cesto. Si les dijera la verdad tendría el asunto algo más resuelto. Y esa verdad pasa, entre otras cosas, en señalar que la UE aplaudió la reforma Rajoy/Báñez y no veía, ni ve, con buenos ojos que se mandara a paseo -por mor de una ideología caduca- una norma que sirvió para crear empleo.
Es la Unión Europea la que tiene que firmar los cheques sin los cuales no hay presente para ninguno de los ciudadanos de este país. Mucho menos futuro. Fin de la historia.