A Obama le dieron el Nobel de la Paz por la mitad de la mitad de lo logrado por Trump

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Por mucho que a la izquierda le entre un súbito brote de erisipela, lo cierto es que si a Barack Obama le dieron el Nobel de la Paz en 2009, al poco de llegar a la presidencia de Estados Unidos, sin justificación ninguna, Donald Trump, en sus dos mandatos, ha hecho mucho más por poner fin a los conflictos bélicos mundiales que su predecesor en el cargo, que ha pasado a la historia por ser un presidente en tiempos de guerra.

Esto es así, se ponga como se ponga el «progresismo» mundial: Obama, que en su discurso al recibir el galardón dijo que «no traigo conmigo hoy la solución definitiva al problema de la guerra», fue distinguido con el premio Nobel sin atesorar mérito alguno, pero Trump acaba de lograr una paz en Gaza que representa un hito de dimensiones históricas.

Obama se convirtió en el primer presidente de Estados Unidos en pasar sus dos mandatos completos sin un solo día sin guerra, por lo que si el galardón no estuviera politizado hasta la náusea, el Nobel de la Paz bien podría ser -comparando ambos casos- para el actual presidente de EEUU.

No parece, obviamente, que vaya a ser así, pero, con independencia del Nobel en cuestión, convendría reflexionar sobre la figura de Trump, sin duda atrabiliaria, con un mínimo de objetividad. Podrá ser criticado con razón por su manera autoritaria de gestionar los problemas y por llevar su personalísima forma de actuar a niveles surrealistas en no pocos casos, pero su eficacia a la hora de contribuir a la paz en Oriente Medio y su papel para acabar con la guerra en Gaza es incuestionable.

A la izquierda que haya sido Trump el artífice de un acuerdo de paz histórico, le causará urticaria, en parte porque la ha dejado sin argumentos, pero volviendo al principio parece obvio que el presidente de Estados Unidos ha hecho mucho más por la paz en el mundo que Barack Obama.

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