PRIMERA LÍNEA

Nos tocará hacer la ‘gamberrada’ el 2030

Nos tocará hacer la 'gamberrada' el 2030
Nos tocará hacer la 'gamberrada' el 2030

Ahora, por obra y gracia del peor PSOE, que ya es decir, va a desaparecer la gravedad de la sedición hasta convertirla en simple gamberrada en plan quema de contenedores o así. La pregunta que debemos hacernos, en Islas Baleares, tiene que ver con la respuesta que han dado a esta provocación los líderes del PSOE, aquí PSIB, Unidas Podemos y el conglomerado Més, esa pandilla de piadosos monaguillos al servicio del pancatalanismo.

¿Cómo se han pronunciado Francina Armengol (PSIB-PSOE), Juan Pedro Yllanes (Unidas podemos) y Lluís Apesteguia (Més)? Resulta que sabemos el disparatado entusiasmo de Armengol por ver desaparecer el delito, pues según ella, «debemos homologarnos con Europa», donde al parecer, no se penaliza atentar contra el Estado. Es una minucia que en algunos países se hable claramente de Alta Traición y que las penas puedan llegar a la cadena perpetua. Nos mienten sin decoro ¿Y el resto? En el caso de Més, silencio orgásmico. Mientras Yllanes, todo un juez en excedencia, carece de valor su opinión porque le quedan pocos meses en política.

Cuando la intentona de 2017 en Cataluña, el diputado de Més, David Abril, dijo aquello de que a Baleares le toca seguir ese mismo camino a partir del año 2030, que es la fecha que se da por suficiente el adoctrinamiento de las promociones escolares aspirantes a votantes potenciales al más puro estilo de la película The Wall (We don’t need no education, we don’t need no self control), a mayor abundancia de un Procés que persigue el cambio de régimen, una vez anestesiado el mayor porcentaje posible de la población.

Armengol, días atrás, alocada estaba como un bonsái mientras el ministro de Cultura, Miquel Iceta, a su lao ladito, afirmaba en Palma que ya era hora de ser condescendientes con el separatismo. Pues bien. Erradicado el delito de sedición, ya tenemos fecha propia para hacer la gamberrada.

Francina Armengol, que opta a eternizarse en la presidencia del Govern, ya en el próximo pasado propuso convertir Baleares en República Confederal de Islas Independientes. Ella, que estudiando en Barcelona coqueteaba con las juventudes de Esquerra Republicana de Cataluña y una vez regresada a Mallorca se puso a trepar en las filas socialistas con la estelada cosida a sus meninges, y cuando fue defenestrada la vieja guardia socialista se puso a la sombra de Francesc Antich, que era más de lo mismo sólo que tirando hacia un PSM en vías de radicalizarse. Era la consecuencia nefasta de la corriente Socialismo y Autonomía instalada en el PSIB-PSOE por Joan March.

Esta es la intrahistoria de un socialismo a la deriva, su proceso reciente, con reiterada ambigüedad sobre el futuro inmediato. Van a lo suyo con paguitas en el presupuesto de 2023 para ganarse el voto incauto, es decir ingenuo y cándido, que sí necesitan para perpetuarse en el poder y vivir entre mullidas alfombras. Total, se van a emplear a fondo en anunciarnos la buena nueva a través de una espectacular pirueta manipuladora. Si la jugada les sale bien, es probable que a David Abril le otorguen el Premio Ramon Llull y a poco que puedan la Medalla de Oro de la Comunidad Autónoma al haber sabido visualizar de manera tan anticipada la desconexión gamberra en el 2030.

Una vez que el Congreso de los Diputados apruebe este lumpen ideológico, será cuestión de esperar lo necesario hasta declarar las Baleares República Federal de Islas Independientes, que acto seguido aceptará gustosamente su anexión a los Países Catalanes. Bastará con pegar fuego a contenedores y destruir de paso mobiliario urbano. Porque a eso equivaldrá la sedición. La semilla de la descomposición, de la autodestrucción, ya estará sembrada y solamente esperar a que germine. ¿De verdad como sociedad civil vamos a renunciar a nuestra capacidad de reacción?

Sigamos dormidos, pero esto no es ninguna broma. Es la hoja de ruta que la extrema izquierda sigue sin desaliento, sabiendo que nos tienen cogidos por los gayumbos; sabiendo nuestra nula reacción a provocaciones continuadas. Viven de proclamas y chiringuitos a juego, de paniaguados en abundancia y de esa falta de concienciación activa que nos hace vulnerables.

A pesar de que Alberto Núñez-Feijoó, si es que gana las elecciones, nada más llegar a Moncloa derogue la reforma del Código Penal dictada por los separatistas, el daño ya estará hecho. El efecto de la gota china, por breve que haya sido, dejará un daño psicológico de complicada reversión.

Cuando ya sea todo demasiado evidente, siempre nos quedará el estribillo de aquella canción: «¡La humedad! ¡Señora, la humedad!».

Lo último en Opinión

Últimas noticias