No se puede hacer más el imbécil que la ministra Montero

No sólo quiere meter en cintura feminista a la OTAN y la ONU, sino que el Ministerio de Igualdad de Irene Montero pretende, en su Plan Estratégico para la Igualdad Efectiva de Mujeres y Hombres 2022-20, que la reforma fiscal «introduzca criterios de igualdad de género». A saber: «El asesoramiento para garantizar la incorporación de la perspectiva de género en las propuestas o iniciativas de tipo fiscal»; una «tasa morada», para que «los productos de higiene menstrual y los vinculados con los cuidados» sean tratados como «productos de primera necesidad»; la realización de un estudio «para diagnosticar las brechas de género que tiene el sistema fiscal en España»; la creación de un «laboratorio de ideas» con expertos en «enfoque de género en la fiscalidad» que aporte «medidas de cambio para avanzar hacia una fiscalidad más justa» y «la inclusión de la equidad de género en las propuestas normativas en materia tributaria».

Lo de Irene Montero es insuperable: pretende llevar su ultrafeminismo más sectario a la fiscalidad confundiendo la velocidad con el tocino. Y es que no se contentan con sablazos como el impuesto estatal para gravar la vivienda vacía, el rejonazo a los alimentos de «mala calidad nutricional» o el nuevo marco de fiscalidad verde, sino que ahora pretende que la reforma fiscal se haga con «perspectiva de género». Ha llegado la hora de decirle a esta señora que ya está bien de chorradas y que se ponga a trabajar. Porque hasta ahora todo han sido estupideces, delirios fruto de ese totalitarismo ideológico que caracteriza al feminismo reaccionario.

Y si quiere corregir las brechas de género del sistema fiscal español que empiece por dar ejemplo, porque la verdadera brecha de género es pagar a una niñera con dinero público nombrándola jefe de gabinete adjunta, mientras millones de españolas tienen que pagarse de su bolsillo el cuidado de sus hijos. Para brecha de género, esa.