Ni machismo ni hembrismo: feminismo

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El machismo desprecia a las mujeres como seres inferiores. El hembrismo desprecia a los hombres por serlo. Ambas, ideas despreciables enemigas de la igualdad. El feminismo es una ideología noble en la que sigo militando. Su motivación es defender los derechos de la mujer, la igualdad en los mismos con el hombre. Mi hija y mi hijo han recibido la misma educación en costumbres, libertad y derechos y ese es el modelo de convivencia y construcción social que quiero para esta sociedad. Como ambos han superado ampliamente los 30 años, concluyo que es la normalidad desde hace décadas y que usar hoy argumentos del pasado obedece a prácticas inmorales buscando réditos políticos, dinero y poder.

El feminismo está degenerando en hembrismo. Plantear privilegios de la mujer sobre el hombre en busca de una presunta igualdad no es el camino. Una mujer no necesita ventajas para competir con un hombre. Mantener ese discurso es un insulto para todas las mujeres, especialmente para las feministas no hembristas. No existen leyes que discriminen a las mujeres y sí las hay que discriminan a los hombres.

Presión política y leyes no constitucionales mantienen la sociedad en una situación de injusticia alimentada por medios de comunicación y la clase política. La ley VIOGEN es buena prueba de ello. Es un anatema denunciar que viola la igualdad que señalan todas las normas legales en España, aunque los datos así lo señalen. Se ha legalizado la injusticia que condena sin defensa a miles de hombres inocentes, sometidos al capricho de su pareja que puede destrozar su vida con apoyo legal. El fanatismo contra los hombres impregna el discurso mediático y de la clase política, convertido en lo políticamente correcto de un pensamiento único talibán, siendo etiquetado quien se atreva a discrepar de machista, y le pasa por encima la apisonadora mediática de la verdad impuesta contra las evidencias.

El pensamiento único políticamente correcto de la izquierda, la derecha (excepto Vox) y los medios de comunicación dicen que solo el 0.001% de las denuncias presentadas son falsas. Los datos dicen lo contrario. El Observatorio contra la Violencia Doméstica y de Género del CGPJ recoge las siguientes estadísticas oficiales publicadas en su página web. En 2019 se presentaron 168.957 denuncias por violencia de género. El total de sentencias dictadas fueron 51.790, de las que 36.534 fueron condenas y 15.256, absoluciones. Los jueces no dictan nunca sentencia de archivo definitivo sino de archivo provisional, impidiendo a los hombres falsamente denunciados actuar contra la denunciante. Muchas sentencias condenatorias de mutuo acuerdo son aceptadas por hombres inocentes para reducir una condena injusta por hechos que no cometió. Aunque la ley avala que las mujeres son buenas y dicen siempre la verdad y los hombres son malos y mienten, aunque un hombre maltratador es un terrorista doméstico y así debería ser tratado, ello no permite considerar maltratador a todos los hombres denunciados. Hay denuncias falsas y hombres que son víctimas. Muchos jueces se niegan a condenar sin pruebas y ante evidencias de falsedad.

O las denuncias falsas son mucho más que ese 0.001%, o en 2019 quedaron 117.197 maltratadores impunes ¿Qué hace el Gobierno feminista para combatir esa impunidad contra las mujeres? ¿No será que el Gobierno utilizar el hembrismo para repartir dinero a sus seguidores creando un entramado social que le ayude a mantenerse en el poder? En Andalucía, 800 pueblos, existen 3.200 asociaciones de defensa de la mujer. La inmensa mayoría, chiringuitos mamandurrias que garantizan un salario fijo mensual a quienes las crearon y las mujeres son la excusa para vivir a cargo del Estado.

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