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Mis entierros papales

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  • Jaime Peñafiel
  • Periodista político y del corazón. Experto en noticias sobre la aristocracia y la familia real. Ex redactor jefe de la revista ¡Hola! y fundador del diario El Independendiente y La Revista. Escribo sobre la Casa Real.

El pasado 8 de marzo y con motivo de la enfermedad del Papa Francisco, yo publicaba una columna titulada Los Papas y yo, en la que recordaba mis relaciones con nada menos que ¡¡¡siete!!! pontífices a lo largo de los setenta años que llevo como profesional. También, mi viaje a los Santos Lugares acompañando a Pablo VI, el primer Papa que salió del Vaticano el 4 de enero de 1964. Nunca olvidaré con el afecto que me distinguió durante aquel viaje cuando se acercó al lago Tiberiades para tomar un poco del agua con el hueco de su mano y con ella se santiguó mientras le oía musitar «¡Tiberiades!, ¡Tiberiades!». Y se lo escuché perfectamente porque, para verle de frente cuando se acercó a la orilla, me metí en las aguas del lago hasta las rodillas. Cuando me vio, se dirigió cariñosamente diciéndome: «¡Cuidado muchacho, sólo Jesucristo pudo caminar sobre las aguas!».

Esta semana se ha producido la muerte del Papa Francisco, muerte esperada, of course. Y, pendiente de la proclamación del sucesor dentro de un mes, más o menos, obligado es escribir hoy Mis funerales papales, que merecen figurar en mi biblioteca junto a Mis bodas reales.

Si en el de los matrimonios, los protagonistas fueron ¡50 parejas! de quince países –Bulgaria, Dinamarca, Noruega, Suecia, Mónaco, Irán, Yugoeslavia, Gran Bretaña, Albania, Francia, España, Holanda, Bélgica, Grecia y Estados Unidos (algunos incluso en tres ocasiones)–, en el de los entierros en el Vaticano sólo a 5 he tenido la oportunidad de ser testigo de sus entierros: Pío XII en 1958; Juan XXIII en 1963; Pablo VI, en 1978; Juan Pablo I, (el Papa de la sonrisa), en 1978 (su pontificado solo duró 33 días); Juan Pablo II, en 2005, el mas largo de la historia, con 27 años en la silla de San Pedro. No asistí al de Benedicto XVI, el 5 de enero de 2023, aunque había renunciado al papado el 11 de febrero de 2013, siendo el primer Papa en hacerlo en 598 años de historia.

A diferencia de sus antecesores, a los que se les enterraba en tres ataúdes, metidos uno dentro del otro –el exterior de madera de olmo pulimentada, el de en medio de plomo y el interior de madera de ciprés, este último forrado en terciopelo carmesí–, a Francisco sólo en uno de madera cubierta de zinc.

La muy religiosa Doña Sofía

De un tiempo a esta parte, y sobre todo desde que Felipe contrajo matrimonio con Letizia Ortiz, la Familia Real no ha hecho honor en ningún momento de ese título tradicional de la «muy católica monarquía española», principio otorgado por el papa Alejandro VI, vigente hasta la Constitución de 1869 y en menor medida hasta la ley de libertad religiosa de 1967.

Difícil es, por no decir imposible, ver a un miembro de la Familia Real en una ceremonia religiosa, como hace el rey Carlos III de Inglaterra. Salvo a la Reina Sofía, al parecer la más practicante desde que Alfonso XIII y su esposa  salieran en distintas procesiones de las que el monarca era patrono. La tradicional asistencia de los Reyes a la misa de Pascua en la catedral de Palma  se mantuvo durante muchos años hasta el sonado incidente entre la Reina Sofía y Letizia, que supuso una modificación significativa en la liturgia de la imagen pública de la Institución.

Al dejar de asistir a ceremonia religiosa alguna, se rompió una costumbre asumida por la opinión pública. Ahora, en esta pasada Semana Santa, los Reyes no tuvieron una cita eclesiástica, pero sí Doña Sofia, que acudió en solitario a Sevilla para presenciar, sin ningún protocolo, los desfiles procesionales del Cristo del Gran Poder, La Esperanza de la Macarena –el más icónico de todos los desfiles– e incluso la procesión de Los Gitanos, disfrutando de la Madrugá o de la Hermandad de la Quinta Angustia. Como en 1984 hizo toda la Familia Real española, los Reyes y sus tres hijos, Elena, Cristina y Felipe.

A la consorte Letizia es difícil, por no decir imposible, verla presenciando desfiles procesionales de Semana Santa o en algún acto religioso. Aunque ella no ha manifestado públicamente ser creyente practicante, su actitud en actos religiosos, como no santiguarse o no comulgar que ha generado debates públicos, demuestra elocuentemente que no lo es.

La relación de la Monarquía y la Iglesia es diferente en cada país. En el Reino Unido, la monarquía es cabeza de la Iglesia Anglicana, lo que implica una relación inseparable. Mientras que en otras monarquías, por ejemplo la belga o la holandesa, la relación es más circunstancial, como bodas reales o funerales de Estado. Al servicio religioso en el castillo de Windsor, con motivo del fallecimiento de la reina Isabel II, Letizia no acudió, aunque se encontraba en Londres junto a su marido Felipe y su suegra Sofía. Prefirió viajar a Nueva York.

Chsss…

Tras la muerte de Vargas Llosa, el mundo hispano-parlante se queda sin Nobel. Francia todavía cuenta con tres vivos.

Mientras Zelenski sigue luchando para que entremos en una guerra que no es la nuestra, dos españoles triunfan en Ucrania dirigiendo, con éxito, un concurso en televisión (Ignacio García) y una ópera (Félix Ardanaz).

La Editorial Anagrama renuncia, definitivamente, al libro El Odio. El autor es libre de publicarlo con la editorial que se atreva.

Aprovechando la reciente Semana Santa y sus procesiones, un individuo robó el pañuelo de la Virgen de las Viñas de la localidad toledana de Tomelloso. Para devolverlo pidió cinco «bidones» de vino.

Gran sorpresa: a su edad ¡¡¡89 años!!! el más famoso de los personajes españoles del siglo ha comenzado a leer y a escribir.

Con una fortuna de 206.900 millones de dólares, desvela que sólo dejará a sus hijos el 1% del capital. Cierto es que el porcentaje es la nada despreciable cifra de… ¡¡¡2.069 millones!!! a repartir entre todos los hijos.

Reconoce a sus 88 años, viuda, madre y abuela, que tiene varios amigos «con derecho…». ¿A qué?, pregunto yo.

Esta muchacha se ha confundido de plató. Creía estar en un desfile de modelos con ese inadecuado vestido, cuando se encontraba en un balcón presenciando el paso de una cofradía.

Pero ¿de que vas tía? ¡Ay! si tu abuela levantara la cabeza.

El que fuera el banquero más atractivo, famoso y polémico de la década de los 80 y 90, lleva, a sus 76 años, dos meses de discreta relación sentimental con una empresaria del sector inmobiliario que pertenece a una destacada familia de la aristocracia.

El más importante cantautor catalán de todos los tiempos ha depositado en la sede del Instituto Cervantes de Madrid, en la caja número 1.276, las partituras originales de la canción Mediterráneo y el primer disco que grabó.

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