Opinión

De mal en peor

No se puede hacer peor ni hacerlo peor más veces en todo el asunto del Banco Mundial. El Gobierno en funciones cambia a un jugador con el dorsal de ‘Paraíso Fiscal’ por otro con idéntico rótulo. La exclusiva de OKDIARIO es la evidencia definitiva: Fernando Jiménez Latorre, sustituto a la carrera de José Manuel Soria como potencial director ejecutivo del Banco Mundial, fue apoderado y director en España de una sociedad radicada en un paraíso fiscal. Así lo certifica el propio Registro Mercantil español. La sede social está en Delaware, estado al noroeste de Estados Unidos. Famoso a nivel internacional por su laxitud fiscal.

La propuesta de Soria ya fue incomprensible por su presencia en los ‘Papeles de Panamá’, algo que le hubiera costado el voto en contra de la Junta de Gobernadores del Banco Mundial. Por eso, aún resulta más difícil de entender que el Ejecutivo persevere en su error proponiendo a un hombre con la misma rémora. Sobre todo si tenemos en cuenta que el Ministerio de Economía adjudicó 10 millones a dedo al antiguo grupo del viceministro Jiménez Latorre sólo dos meses después de que éste fuera nombrado secretario de Estado. De manera inevitable, este caso ha puesto en cuestión a Luis de Guindos, amigo íntimo de Soria y del propio Jiménez Latorre. El aún ministro de Economía está jugando un papel desconcertante con estas propuestas. Conoce perfectamente la trayectoria de ambos y aún así se ha empecinado en sus respectivas candidaturas. Algo que le costará una inoportuna comparecencia en el Congreso de los Diputados.

El momento es pésimo, ya que su partido sigue buscando los apoyos necesarios para poder investir presidente a Mariano Rajoy. Este asunto se convierte en munición argumental para el resto de formaciones políticas, que aumentarán sus reticencias a la hora de apoyar al PP. Además, en un contexto donde la unidad del Partido Popular se antoja indispensable, el tema ha abierto una sima interna por parte de los que piden, y con razón, un mayor calado ético. Por el bien de los populares, y de sus intereses electorales en liza, deberían aplicar la célebre máxima de Napoleón Bonaparte: “Vísteme despacio que tengo prisa”.