Lo del Gobierno con Barajas es algo más que incompetencia

Lo del Gobierno con Barajas es algo más que incompetencia

Fue el pasado 23 de noviembre de 2021 cuando la consejera de Cultura, Turismo y Deporte de la Comunidad de Madrid, Marta Rivera de la Cruz, advirtió al Gobierno de Sánchez, a través del ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, de la necesidad de reforzar el control policial en el aeropuerto de Barajas porque su escasez estaba provocando «importantes demoras».

Seis meses después, los temores de la Comunidad de Madrid se han demostrado fundados, tanto como la incompetencia de un Ejecutivo que sabía que el número de agentes dedicados al control de pasaportes era claramente insuficiente, más aún como consecuencia de que los ciudadanos británicos, a causa del Brexit, ya no podían hacer uso de la máquinas automáticas que utilizan los ciudadanos de la UE. La pregunta no es baladí: si lo ocurrido era perfectamente previsible, ¿por qué el Gobierno no hizo nada? La respuesta es sencilla: porque este Ejecutivo utiliza el aeropuerto de Barajas como instrumento contra el Gobierno de Ayuso, como ya quedó de manifiesto durante la pandemia. Y es que basta recordar que hasta unos días, el Ejecutivo de Pedro Sánchez, después de la denuncia de Iberia, negaba el caos en el control de pasaportes con el argumento de que se trataba de colapsos puntuales. Tan puntuales que ahora, tarde y mal, el Gobierno ha tenido que reforzar el número de agentes después de rendirse a la evidencia.

La carta de la consejera madrileña era suficientemente explícita: «Señor ministro, le pido que tenga en consideración la necesidad de reforzar los efectivos de la Policía Nacional dedicados al control de pasaportes en el Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid Barajas, con el objetivo de agilizar el tránsito de pasajeros en entrada y salida». Más claro, agua. Lo que vino después, ya se sabe: Marlaska hizo oídos sordos hasta que el caos se adueñó de Barajas y las excusas del Gobierno se dieron de bruces contra la realidad. No es que sean sólo incompetentes, sino que son tan sectarios que, con tal de perjudicar a Madrid, son capaces cualquier cosa.

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