Llarena llevaba toda la justicia

Han tardado más de cinco años en dictaminar, pero, al final, la Justicia siempre vuelve donde solía. El abogado general de la Unión Europea ha dado la razón al juez Pablo Llarena y al ex fiscal general de aquel tiempo, al considerar que Bélgica tenía que haber ejecutado la euroorden para que el prófugo golpista Puigdemont fuera entregado a España.
Ahora tendrá que responder aún por más delitos: a los crímenes contra la Constitución y el Estado deberá responder por apropiación indebida y corrupción económica. Otra cosa sea que Sánchez, si para entonces está en el poder, enmiende las decisiones judiciales retorciendo espuriamente la ley.
En torno a Puigdemont siempre existió y existe todo un entramado corrupto de intereses que van desde puros aparatos políticos de conveniencia a entramados mediáticos que giran, por precio, en la órbita de Boye. Todos ellos terminarán por salir -algunos ya lo han hecho- y tendrán que enfrentarse sí o sí a sus responsabilidades penales si las hubiese.
El caso Puigdemont es uno de los asuntos más bochornosos que se recuerdan dentro de la Unión Europea. Un país miembro, que se lucra de que los organismos comunitarios estén en su territorio por mera ubicación, que no acepta la soberanía de otro Estado miembro, España, al que han dado un golpe de Estado antidemocrático. Aquel episodio, repetido en ocasiones varias, perjudicó mucho la imagen de la UE y su concepto de territorio libre y con derechos entre los ciudadanos de este país.
No se podía entender que se diera cobijo a un golpista que huyó de un país democrático, europeo y solidario con los derechos y libertades en toda la Unión. Cierto es que los Gobiernos de España, especialmente el de Sánchez, no se dieron mucha celeridad a la hora de defender las posiciones patrias. Más bien, no gastaron ni un minuto en su defensa.
Al final, Puigdemont será entregado a España. Esposado y con deshonor. Supongo que Sánchez ya habrá encargado la redacción del indulto para que un golpista no pague la deuda que tiene con 47 millones de ciudadanos libres e iguales. La Historia no les absolverá.