La infancia del déspota

infancia Sánchez

Nadie sabe por qué los padres de Sánchez mandaron a su hijo de 12 años a cursar la educación básica al Santa, como los niños del Santa Cristina llamaban a su colegio en el barrio de Chamartín. Quien repase el currículum del autócrata se preguntará: ¿por qué nunca habla del cole y siempre farda del insti, acaso pretende que se le asocie con el Ramiro de Maeztu y jamás con el Santa Cristina?

El Ramiro, fundado días después de terminar la Guerra Civil, se levantó sobre los restos del Instituto Escuela y de la Junta de Ampliación de Estudios, bajo el paraguas de la Institución Libre de Enseñanza. Lo que distingue y hace especial al Ramiro es su dirección. Serrano 127. Ubicado entre palacetes de aquella rancia alta burguesía y sedes de prestigiosas fundaciones y embajadas, fue el lugar idóneo para que un joven sin luces y con hambre de brillo empezara a reptar en su desquiciada odisea hacia la política.

Un viejo compañero de clase le reprocha que no hable del Santa, típico cole de familias medio pijas que tenían muy serias dificultades para aprobar, porque la excelencia académica no era su divisa. Es más, me cuenta: «Yo estoy orgulloso de haber ido al Santa y no comprendo que Pedro nos excluya en su currículum ya que ambos servimos de inspiración para la canción de los Hombres G, Sufre, mamón, y gracias a ellos entramos en la leyenda como los lerdos del jersey amarillo. Jamás le perdonaré que no cite al Santa. El poder le ha disparado las ínfulas».

Raquel Peláez, Vanityfair: «Todo chico que pasa por el Instituto Ramiro de Maeztu tiene una reacción parecida a la de los alumnos del profesor Keating en El Club de los Poetas Muertos. Oh capitán, mi capitán. Sólo que en esta escena, los alumnos no irían vestidos de uniforme, con jersey de pico y corbata, sino con vaqueros, camiseta y una palestina al cuello. Y si tuviesen que agitar en el aire un arma de guerra, éste no sería un poemario de Walt Whitman, sino una palmera de chocolate o un bocadillo de caballa del Geni (el mítico cantinero del instituto)».

A pesar de su buena fama y de sus valores históricos en el Ramiro de Maeztu, formar líderes nunca fue una prioridad. De eso se ocupaba el cercano colegio del Pilar, centro privado con enorme prestigio intelectual donde estudiaron José María Aznar, Alfredo Pérez Rubalcaba, Juan Luis Cebrián o Antonio Garrigues Walker. Que la clase se tiene y no se obtiene zampando bocatas de caballa.

Sánchez, de arriba abajo, es una larga mentira, como su relación con el basket es otro camelo pues pasó más tiempo en el banquillo que en la cancha del Estu. La Demencia, la hinchada de Estudiantes, le transmitió el mal de la locura. El año pasado apareció en una foto tocando la flauta dulce en una función escolar del Santa Cristina cuando tenía 13 años y ya hacía lo que hace siempre, el ridículo, porque está zumbado y tiene la misma sensibilidad para la música que un fósil.

En las zonas obreras de Tetuán, humilde barrio que le vio crecer, vinculan su imagen actual con la de aquel trilero sin escrúpulos que se unió a las juventudes del PSOE para trepar y estafar a España entera. Fingir naturalidad y mentir non stop están en su ADN pero ya no engaña a nadie. Que trinque el Gordo y se esfume.

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