El infame se ha pegado un enorme batacazo

Él y su tropa de mentirosos, manipuladores e inútiles se han quedado el domingo con el rabo entre las piernas. Un fracaso de los que empiezan a hacer época. Primero fue Galicia, seguidamente la moción de censura de Murcia, después Madrid, ahora Castilla y León. Se la ha pegado, fundamentalmente él autócrata narcisista, una costalada que tiene que significar sensatamente el fin de la pesadilla a que nos tiene sometidos este embustero de psiquiatra. Todos estos tipos, con él al frente, se han despachado diciendo, sin ruborizarse, que los derrotados son los vencedores del PP. Falta que su mamporrero del CIS les brinde una encuesta desvergonzada para demostrar que sí, que el PSOE ha triunfado en estas elecciones regionales y que Sánchez Castejón ha salido reforzado del trance. La RAE en su próxima renovación de los de sinónimos de bribón (no escribo adrede sinvergüenza) debe incluir éste nuevo modismo: Tezanos. Lo cierto no es más que esto: Sánchez ha quedado para el tinte en las urnas y el centro y la derecha le han sacado más de veinte cuerpos de ventaja. Sólo el pobre Tudanca ha tenido la decencia de marcharse a su morada porque reconoce que le han suministrado una paliza de muerte. De muerte, como suena y como se lee; de muerte política irrecuperable.
Ahora les espera al okupante de la Moncloa y a toda su ralea un nuevo sofoco: el que pueden representar las elecciones en Andalucía. Veámos cómo se divisa el panorama desde San Telmo, en Sevilla. Me apresuro a adelantar: NO parece que vaya a haber elecciones adelantadas allí. No antes de mayo… Pero con una sugestiva salvedad muy de tener en cuenta: que VOX, crecido como está el partido de Abascal, le haga imposible la vida en el Parlamento a Moreno Bonilla. Y eso, desde luego, es lo que está ocurriendo. Pero la pregunta es ésta: ¿Será suficiente el comprobado filibusterismo para que al presidente andaluz se le hinchen las narices y tire de la manta electoral? Si recordamos lo que ha venido diciendo desde hace meses, este comportamiento de VOX, que él adjetiva de desleal, sería una buena e imprescindible razón para cargarse la presente legislatura, pero no parece que sea el caso.
Porque es indudable que el experimento de Castilla y León no ha sido para el PP un éxito rotundo. Mañueco y su partido han salvado los muebles y poco más. Poco más que es mucho: ¿o no lo es que el partido ganador hace casi tres años haya perdido siete representantes y todas las posibilidades de gobernar en la región? Y que, además, y como escribíamos al comienzo de esta crónica, la suma del centro y la derecha haya arrasado al PSOE, a su socio leninista de Podemos y algún tontaina como Igea que está en la política por pura venganza. Es curioso lo de este país y lo de algunos de sus analistas; ahora resulta que el gran fiasco del domingo lo ha sufrido el Partido Popular. Son los mismos que luego babean ante los dirigentes populares y les hacen interesadas carantoñas. Ahora la treta que se lleva es en realidad doble: por una parte, denunciar que el adelanto electoral que firmó Mañueco y que patrocinó -dicen ellos- Casado ha representado un fiasco de tomo y lomo y, por otra, que es tan importante el desastre socialista como el pírrico triunfo del PP. ¡Memorable análisis!.
Volvamos al caso de Andalucía y los efectos de Castilla y León. Moreno Bonilla -lo hemos escrito muy repetidamente- ha mirado los comicios de su colega Mañueco no de reojo sino con una gran lupa de aumento. Un resultado más abundante del obtenido por el PP hubiera inducido, probablemente, a la disolución inmediata del Parlamento de Sevilla. No ha sido así y pese a las zarabandas perversas que perpetran contra Moreno los acólitos de Abascal, no se divisa por parte alguna una convocatoria rápida. Por lo menos, antes de mayo. El PP general, el del dúo Casado-Egea (los demás dirigentes son solo la clac prescindible) tiene ante sí un calendario comprometido, aparte de la resolución política que se formalice en Tordesillas. Apenas sabidos los notables pero regulares logros del domingo, se empezaron a escuchar voces que colocaban urgentes deberes a Casado. Uno de ellos acabar con el estúpido conflicto del Congreso de la Comunidad de Madrid, quizá uno de los motivos (el otro es el insólito voto del diputado Casero en la reforma laboral) de la parca conquista de Mañueco. Ya se le exige a Casado la convocatoria sin demora del tal Congreso madrileño. Es probable que las primeras y susurrantes voces se muden próximamente en un gran vocerío.
Pero, todos los que tengan/tengamos como propósito indispensable la caída del tipo que desde los tiempos del felón Fernando VII más daño ha hecho a España, no nos debemos detener en la glosa de las trampas inmundas que se instalan desde la Moncloa. Sánchez Castejón, el gran mendaz de nuestras vidas, ya ha dictado la primera orden: asentar el principio de que el PP es rehén de la ultraderecha de Vox. Imparte esta tóxica especie el individuo que manda en España gracias al voto de antiguos etarras, asesinos incluso de renombrados socialistas, y de majaretas separatistas. Él se alía con los herederos del crimen y no pasa nada, hay que soportarlo, pero ¡ay si al PP se le ocurra coligarse (que no lo va a hacer) con Vox!; esa será señal del más rancio franquismo, del fascismo nazi de los genoveses. Vivimos el momento del disfraz, del disimulo pero la verdad sólo es ésta: Sánchez Castejón y su cuadrilla se han pegado un batacazo de lo que se cuentan en la Historia. Ya falta menos para su destierro. O para su banquillo que también de eso se trata.