Iglesias quiere convertir Madrid en ‘Mamandurrilandia’

Si por una de esas cosas de la vida Pablo Iglesias llegara a gobernar la Comunidad de Madrid, ya saben los madrileños lo que les espera: decenas de chiringuitos, foros y demás mamandurrias subvencionados con dinero público para poder colocar a sus afines. El listado de nuevas entidades públicas que Iglesias anuncia en el caso de que gobierne en Madrid es interminable: hasta 51, algunos tan surrealistas como el Observatorio Ciudadano de la Comunicación sobre noticias falsas, tóxicas y peligrosas socialmente; el Observatorio del Derecho a una Muerte Digna; el Observatorio de Género sobre los roles de las mujeres en los contenidos de Telemadrid; la Dirección General de Consumo Ágil y Eficiente; la Dirección General de Diversidad que dependa de la Consejería de Feminismos; la Dirección General de Protección Animal; la Agencia autonómica para las víctimas del franquismo; la Comisión Autonómica de la Memoria Histórica y la Reconciliación con el Pueblo Romaní (el colectivo gitano); la Mesa del Árbol con las entidades ecologistas, profesionales y vecinales o las Escuelas de Ciudadanía Intercultural.

Si ustedes han tenido el valor y el aliento suficiente para leer sin asfixiarse la relación de nuevos chiringuitos, sepan que son sólo una pequeña parte, porque hay muchos más, aunque por deferencia a los lectores OKDIARIO les libera en este editorial de ofrecérselos en su integridad. Los que quedan son similares, de modo que ya pueden ir haciéndose una idea de lo que sería la Comunidad de Madrid si Pablo Iglesias tuviera oportunidad de cumplir su palabra: ‘Mamandurrilandia’, una comunidad donde todos los afines a la formación morada tendrían un cargo público a costa del dinero de los madrileños . Ahora se entiende que Iglesias quiera subir los impuestos en Madrid. Tiene que pagar a una legión de amiguetes y la única fórmula es meterle un sartenazo fiscal a los contribuyentes. Dios nos coja confesados si por esas cosas de la vida la izquierda desbanca del poder a Díaz Ayuso. Votar el 4M, visto lo que se nos puede venir encima, es un acto de supervivencia.