Es hora de que la banca española eleve la remuneración de los depósitos de sus clientes

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Hasta el momento, la banca española era reacia a elevar la remuneración de los depósitos de los clientes, pero las circunstancias están cambiando y tendrá que cambiar de estrategia. El mes que viene el BCE inicia su plan para reducir la cartera de deuda pública de los países miembros de la Eurozona, que sobrepasa los cuatro billones de euros. La nueva estrategia implica un recorte progresivo de la liquidez sin límite con la que hasta ahora contaban las entidades financieras, lo que exigirá emplear todos los medios a su alcance para obtener los recursos que van a ir perdiendo escalonadamente. La combinación de los dos factores -subidas de tipos de interés y retirada de liquidez del banco central en apoyo a las entidades financieras nacionales- va a cambiar completamente el canon de funcionamiento en los próximos meses. Y la presión sobre la banca va a aumentar.

Mientras el endurecimiento de la política monetaria se ha trasladado con rapidez a las empresas y a las familias a través de un encarecimiento de la financiación de las compañías, una subida del tipo del interés de los préstamos personales y, sobre todo, una escalada de las cuotas hipotecarias, la remuneración de los depósitos va muy por detrás. Es difícil de justificar que mientras familias y empresas tienen que asumir sin rechistar la subida de tipos, la banca se resista a remunerar las cuentas de sus clientes. Si el aumento del precio del dinero eleva inexorablemente el margen de intermediación de los bancos y dispara su cuenta de resultados, los clientes ven como la remuneración de sus depósitos permanece congelada. Algo que no tiene sentido. La banca no puede esperar más. Si no quiere otorgarle una baza inmerecida al Gobierno y a su eslogan de los «beneficios caídos del cielo» tiene que asumir que tendrá que incrementar, más pronto que tarde, la remuneración de los depósitos de sus clientes.

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