El Gobierno burla la ley para regar con dinero público la fundación de Monedero
Las fundaciones de los partidos políticos reciben subvenciones en función de su representación parlamentaria, pero el Gobierno de Pedro Sánchez ha ido mucho más lejos de lo que correspondería al Instituto República y Democracia, la fundación podemita que dirige Juan Carlos Monedero. Desde el año 2018, Pedro Sánchez ha otorgado 327.000 euros en subvenciones a la que hasta hace poco era la fundación Instituto 25-M, como consta en los registros del Sistema Nacional de Publicidad de Subvenciones y Ayudas Públicas de la Administración General del Estado.
Y es que, sumando subvenciones de un lado y de otro, incluida la de 10.053,75 euros que el Ministerio de Asuntos Exteriores, la Unión Europea y Cooperación otorgó al Instituto República y Democracia para la organización estos días del seminario titulado Imaginarios de desarrollo post-extractivista y economías heterodoxas en el sur global, las cantidades superan de largo los 300.000 euros, más de lo que le correspondería bajo el estricto cumplimiento de la ley. Y es que el goteo es interminable y el riego se produce desde distintos ministerios y por diferentes conceptos para sortear la norma.
La fundación de Podemos se está financiando con el dinero público que le regala el Gobierno del que forma parte, una suerte de Juan Palomo, yo me lo guiso, yo me lo como que resulta un escándalo en toda regla. Además de los «imaginarios de desarrollo post-extractivista», el Gobierno también financió la fundación de Monedero con 12.600 euros para una jornada de debate denominada La Unión Europea post pandemia: una oportunidad para profundizar la gobernanza democrática. El Proyecto Derechos humanos en la era de la securitización digital: empoderando el activismo social y de derechos humanos hacia el pacto social y económico fue obsequiado con otros 4.000 euros, mucho menos de lo que la fundación de Podemos recibió en 2019 por dos proyectos financiados por el Ministerio de Exteriores con 56.000 euros cada uno y que atendían al sugerente nombre de ¡Puentes, no muros! y Memorias compartidas. Historias de la descolonización. Se lo están llevando crudo.