Fraude de ley

Fraude de ley

Oriol Junqueras y el resto de exconsejeros han visto una autopista hacia su liberación en la ya célebre ‘vía Forcadell’. Consiste en que digan que acatan el artículo 155 de la Constitución y en asegurar «vías para el diálogo y la negociación» para lograr la libertad. Una trampa que, por falaz y pretenciosa, no debería cambiar el paso del Tribunal Supremo. De lo contrario, entre la sociedad española se extendería la sensación de que ser un golpista, desafiar al Estado y despreciar la Constitución son osadías que salen muy baratas. Carme Forcadell utilizó este ardid el pasado 10 de noviembre para así eludir la cárcel a cambio de 150.000 euros de fianza. 

La misma mujer que había dicho en el Parlament que los independentistas no darían «ni un paso atrás» cuando el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, anunció que iba a aplicar el 155, se desdijo menos de un mes después para asegurar que acataba la Carta Magna. Pura falacia. La misma sobre la que Junqueras y sus acólitos tratan de fundamentar ahora su estrategia para salir de la cárcel. Un auténtico fraude de ley, ya que mienten —sólo hay que repasar las declaraciones de sus compañeros de ERC en el Congreso— a sabiendas de que el antecedente de Forcadell los puede llevar fuera de prisión y, por lo tanto, a proseguir con sus actividades sediciosas. 

El juez Pablo Llarena debe sopesar mucho su decisión ante el escrito que han presentando los antiguos miembros del Govern depuesto. Entre otras cosas, resulta casi imposible de creer que no volverán a las andadas a menos de un mes para las elecciones autonómicas del próximo 21 de diciembre. Unos comicios que los independentistas han planteado como una suerte de plebiscito. Además, desde las facciones más radicales de los golpistas incluso han asegurado que están dispuestos a usar la violencia para lograr sus propósitos. Sólo hay que recordar las declaraciones de la secretaria general de ERC, Marta Rovira. Para alentar los instintos más primarios de sus votantes, incluso llegó a inventarse que el Gobierno de Rajoy había amenazado con «muertos en la calle» tras el referéndum ilegal. Con semejante tono desde el partido de Junqueras, no es creíble que él u otros exconsejeros acaten nada que no sea la sedición y la rebeldía.

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