Europa lo tiene claro: unidos somos más fuertes
Carles Puigdemont no sólo ha conseguido elevar el orgullo español a cotas sólo vistas hasta ahora en grandes victorias deportivas como la del Mundial de Sudáfrica de 2010. De perseverar en su locura golpista —y no tiene ninguna intención de parar— también conseguirá que resucite en Europa el espíritu de unión que tan maltrecho quedó tras la crisis económica global —con especial incidencia en la cuenca mediterránea— y cuyas consecuencias tambalearon la viabilidad de este proyecto continental compuesto por 28 Estados. Los líderes más representativos de la Unión Europea han mostrado su apoyo a España el mismo día que Puigdemont ha llevado su desafío hasta el extremo de obligar al Gobierno a aplicar el artículo 155 de la Constitución. Normal, ya que permitir la independencia de Cataluña podría tener un efecto contagio muy peligroso en regiones como Flandes, Córcega o el Véneto, entre otras.
Ante el nuevo paso adelante de la deriva secesionista, Angela Merkel, Emmanuel Macron, incluso the BrexitWoman Theresa May, han mostrado alto y claro su apoyo a Mariano Rajoy. «Apoyamos la postura del Gobierno español», ha precisado la canciller alemana. Macron ha hablado de «unidad en torno a los Estados miembros. Unidad en torno a España». Este espaldarazo de la comunidad internacional es otra prueba más de que la falsa e ilegal república catalana es una fantasía demencial e irrealizable que conllevaría graves consecuencias. Además de la fuga masiva de empresas y de la consiguiente desplome de su Producto Interior Bruto, jamás serán reconocida como tal y ello supondría la ruina total para los ciudadanos.
El apoyo de Europa a la prudente gestión que está realizando el Ejecutivo de Mariano Rajoy contrasta con la deslealtad de Podemos. Los morados se han quedado solos en el Parlamento Europeo en su defensa de Jordi Sánchez y Jordi Cuixart. Los dos líderes de la trama civil independentista son ahora los mártires de los podemitas. Sediciosos que ni siquiera han merecido el debate en el órgano presidido por Antonio Tajani. De hecho, el presidente del propio Parlamento ha dicho que «nadie» en la Unión aceptaría una declaración unilateral de independencia. Lástima que mientras los grandes líderes continentales apoyan la unidad de España, la tercera fuerza del Congreso de los Diputados opte por dinamitarla. Afortunadamente, Carles Puigdemont está haciendo un trabajo ímprobo para hacer de España y Europa dos proyectos cada día más sólidos.
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