Estuve en la manifestación en defensa del español en Cataluña

Escuela catalana

«Pedimos que el español sea lengua vehicular en la escuela y que las instituciones catalanas trabajen en contra de la discriminación», gritaban en la manifestación por el derecho de aprender español en la escuela catalana. Los medios de comunicación más afines y entregados cifraron entre 20.000 y 30.000 personas las que se reunieron el pasado domingo 18 de septiembre en la zona del Arco del Triunfo de Barcelona. La Guardia Urbana de Colau dijo que fueron unos 2.800. La mayoría de medios que «miles». Pongan la marca donde quieran. Hay una web que afirma poder estimar el numero. Si sacan algo en claro, ya me avisan.

Yo estuve allí porque tenía que estar y podía. Pero conozco mucha gente que participa de las razones de la manifestación y que prefirió otras alternativas de tiempo libre para un domingo como el pasado. Muchas, muchas. Y les entiendo.

Sí, hay hartazgo con el tema de la lengua. Llevamos así un montón de años. Por desgracia, es una cuestión que penaliza excesivamente a los que dan el primer paso: pocos padres se atreven a manifestar su disconformidad en los centros educativos. Se imaginan, los pobres, los peores escenarios de bullying, con sus niños acosados y al final transformados, por culpa de haberles expuesto irresponsablemente, en adolescentes descarriados y perdidos. En una época de super protección, donde existen modelos de protesta perfectamente homologados y mimados por el establishment educativo (emergencias climáticas variadas, cretinización del cuerpo escolar, etc.), la protesta de verdad, la que se castiga en serio, se deja para cuando sean unos cuantos más y no se noten demasiado.

Y luego está la estética. Ese asumir que el nivel general del constitucionalista es el de uno que baila como un descosido las canciones de Manolo Escobar. No me estoy haciendo la exquisita. Entiendo que los medios son los que son y que el DJ era el cuñado de alguien. Sé lo que cuesta organizar una movida como la del domingo porque yo también me partí los cuernos en una época con los penosos recursos de la parte de Cataluña que no chupa del presupuesto. Pero, ya que hablo de cuernos, había por allí un tipo que se hacía notar mucho vestido con la bandera española y un par de pitones bien visibles en la cabeza.

Pero vamos, que el entusiasmo es así y no sufrimos su deriva sólo los constitucionalistas: he visto imágenes de lo más grotesco en las concentraciones de los independentistas. En la nuestra vi en primera línea a políticos del PP, Vox y Ciudadanos como Santiago Abascal (con sus fans voxeros al grito de «presidente», «presidente»), a Cuca Gamarra de enviada especial o a la huida a lugares más cómodos dejándonos con un palmo de narices Inés Arrimadas, entre otros.

Escuela de Todos, la organizadora, calificó de éxito la manifestación agradeció la «valentía» de las familias que «han dado el paso para denunciar la situación en las aulas catalanas». Reclamaron al final de la marcha que «las fuerzas políticas, se comprometan a conseguir la vehicularidad del castellano en todo el sistema educativo» catalán y que pidan al Gobierno que «cumpla y haga cumplir la Constitución en Cataluña, en las demás Comunidades Autónomas con lengua cooficial y en todo el país». La plataforma de entidades también instó a que los tribunales ordinarios y el Tribunal Constitucional «amparen los derechos lingüísticos de los alumnos catalanes y acaben, de una vez por todas, con la vulneración de su derecho fundamental a una educación en la que el castellano sea lengua vehicular».

En fin, otro esfuerzo más de prácticamente la misma gente de siempre. No hay suficiente fuerza ni osadía para que los padres que quieren español se lancen con sus hijos a la calle. No pasa nada, tampoco la hubo para desalojar a Franco de El Pardo. La discriminación lingüística se morirá simbólicamente en la cama como él y todos contaremos que estuvimos en la manifestación del 18 de septiembre del 22 y en todas las anteriores y las que vendrán. Al final, el asunto se pudrirá solo como lo está haciendo el gobierno separatista de la Generalitat.

Aunque igual tardamos 40 años más.

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