La guerra económica de Sánchez

Sánchez, Pedro Sánchez, PSOE

Pedro Sánchez, acorralado entre los supuestos casos de corrupción que asolan a su partido y a su gobierno, y las exigencias de sus socios para que no le dejen caer, ha decidido emprender su particular cruzada contra nuestros socios en la OTAN, negándose a invertir en defensa el presupuesto acordado en la OTAN, pese a haberlo firmado.

Su negativa es absurda, pues como ya escribí en estas páginas, es imprescindible aumentar de manera decidida la inversión en defensa, tanto en nuestra contribución exigida en la OTAN como para estar mejor preparados para defender nuestras fronteras, en especial el flanco sur.

Adicionalmente, su posición populista para tratar de contentar a Sumar, Podemos y algún integrante más de su gobierno de coalición, sólo causa incredulidad e irritación fuera de nuestras fronteras, donde no cabe en la cabeza de nadie que se pueda jugar con algo tan serio de una manera tan demagoga.

Esa guerra económica de Sánchez nos va a costar mucho dinero a los españoles, porque se traduce en merma de credibilidad del Gobierno, que se traslada, inmediatamente, a una menor credibilidad y confianza en nuestra economía, ya socavada de por sí con la política económica sanchista, que fomenta el subsidio y ahuyenta el talento y la inversión.

Adicionalmente, ha decidido confrontar directamente con Trump, porque, de nuevo en clave interna, con ello trata de captar todo el voto de extrema izquierda que detesta no sólo a Trump, sino también a EEUU. Cuando en 1898 los estadounidenses hundieron ellos mismos el Maine para acusar a España de dicho atentado para declararle la guerra y arrebatarnos las últimas posesiones de ultramar que nos quedaban, provincias españolas, por cierto, el Congreso enardeció y hubo grandes declaraciones sobre la victoria que íbamos a conseguir. Sin embargo, la gran potencia que fuimos antaño estaba reducida a una sombra de sí misma y fuimos derrotados. Ahora, Sánchez trata de presumir de nuevo frente a EEUU y el resultado puede ser similar al de entonces, si bien en 1898 era para defendernos de una agresión injustificada y ahora es Sánchez el que agrede con su negativa a respetar los acuerdos económicos firmados por él en nombre de España.

Somos los españoles los que perderemos económicamente, pues el anuncio de Trump acerca de gravar con más aranceles a las exportaciones españolas no va a salirnos gratis. Es verdad que al ser una unión aduanera la UE, la OMC establece que no se puede gravar por el origen del país, de manera que no repercutirían sólo en España dichos aranceles, sino también en otros países de la UE afectados por el tipo de producto gravado, pero EEUU puede hilar muy fino para que afecte a sectores donde casi España sea el único productor o, incluso, podemos imaginar la posibilidad de que no respetase la práctica comercial y decidiese gravar por país de origen. En cualquier caso, un desastre económico para España.

Free Market ha estimado que el nuevo gravamen podría mermar el crecimiento español entre seis y ocho décimas, que debilitarían nuestra actividad económica y nuestro mercado laboral. Es el coste económico de la guerra de Sánchez, que pagaremos todos los españoles.

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