De los 365 días del año elige precisamente éste

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Como la mujer del César, el juez no sólo debe ser justo, sino que además ha de parecerlo. Esta apariencia de imparcialidad se quiebra en el caso del magistrado Juan Climent, que ha actuado como ponente de la sentencia sobre la trama valenciana del caso Gürtel. El juicio concluyó en mayo de 2016 y, nueve meses después, el tribunal ha elegido para dar a conocer su sentencia este viernes, pocas horas antes de que se inaugurara el Congreso Nacional del PP presidido por Mariano Rajoy. De los 365 días que tiene el año, la Sala del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana ha elegido precisamente el día que más podía dañar la imagen de los populares.

Este dato no parece casual, si se tiene en cuenta la trayectoria del magistrado que ha actuado como ponente de la sentencia. A principios de los años 80, Climent fue secretario general técnico de la Conselleria de Presidencia de la Generalitat Valenciana, a las órdenes del presidente socialista Joan Lerma. Por eso resulta especialmente llamativo que un ex alto cargo de un Gobierno autonómico del PSOE haya sido el encargado de juzgar la corrupción del PP valenciano, en una causa en la que el PSOE ha estado personado como acusación particular.

Se trata de una demostración más de que resulta urgente avanzar en la despolitización de la Justicia, reduciendo o suprimiendo la participación de los partidos políticos en el órgano que aprueba el nombramiento y promoción de los jueces. Y eliminando, también, las puertas giratorias que permiten a jueces y fiscales incorporarse a la actividad política, para regresar luego a sus plazas. La trayectoria del juez estrellado Baltasar Garzón es el caso más emblemático de hasta qué punto este hecho puede llegar a contaminar algunas causas judiciales. El fallo dado a conocer este viernes resulta, por otro lado, extraordinariamente severo. Ya durante el juicio, la Fiscalía Anticorrupción elevó en tres años la petición de pena para los principales imputados, al añadir a su acusación la del delito de asociación ilícita.

La sentencia de la que ha sido ponente el magistrado Juan Climent ha rozado ahora la petición máxima de pena planteada por la Fiscalía, al imponer 13 años de cárcel para el cabecilla de la red Gürtel, Francisco Correa; 13 años y tres meses para su número 2, Pablo Crespo; y otros 12 años y tres meses para Álvaro Pérez, el Bigotes. Por su parte, la ex presidenta de las Cortes valencianas Milagrosa Martínez ha sido condenada a nueve años de prisión, al considerar que favoreció los negocios de las empresas de la trama Gürtel durante su etapa como consellera de Turismo de la Comunidad Valenciana. Este veredicto puede sentar un precedente para la causa que se juzga actualmente en la Audiencia Nacional sobre la primera etapa del caso Gürtel.

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