Delitos de odio y profecía autocumplida

Delitos de odio y profecía autocumplida

A alguno se le debió atragantar la comida cuando el espontáneo de Chueca, guionista de su propia fantasía, resultó ser un farsante. Con lo bien que venía para alertar a los votantes de “que viene el lobo”, para vendernos ese relato que tanto gusta a la izquierda de minorías amenazadas en un Madrid tomado por la derechona, del que solo ellos podrán salvarnos.

Menos mal que cuatro destarifados, con ganas de tener un minuto de infame gloria y autorizados por el gobierno, han vuelto con el tema para querer darle la razón al trolero y a sus pregoneros, y otra vez nos alertan a madrileños y provincianos de que somos unos carcas homófobos y que hay mucho odio, mucho; y donde menos les votan, más aún.

¿Y si tienen razón? ¿Y si de verdad hay un problema de intolerancia y odio en España? ¿Y si somos tan homófobos como nos dice Marlaska y la médicoymadre?

Me temo que siempre habrá gañanes con el pelo rapado, con rastas o bien peinados, reductos de intolerancia y fanatismo. Pero de ahí a mostrar sus performances como síntoma de una sociedad que se degenera, más bien parece responder a maniobras de distracción o enfrentamiento que, también, tanto gustan a la izquierda.

Pero, por si acaso es verdad, me digo aquello que decía Deming: Solo creo en Dios, todos los demás ¡Traigan datos! Y eso les traigo.

Parece ser que, al menos con Rajoy, vivíamos en el país más gay-firendly, donde más aceptada era la homosexualidad (por el 88% de la población, lo que situaba a España en primer lugar de todo el mundo, según el estudio del Pew Research Center de 2013).

También en 2017, el estudio sobre identidad de género y orientación sexual de IPSOS, mostraba que España era el país que más apoyaba que las personas LGTBI+ muestren abiertamente su orientación y situaba a España en el tercer puesto con más ciudadanos a favor del matrimonio homosexual.

Aquel año España ya era un foco de atracción de peticiones de asilo por persecución por orientación sexual, según ACNUR. ¿Cómo se les ocurre venir aquí?

Y en cuanto a los delitos de odio en general, según datos del Ministerio del Interior, bajaron un 16,5% entre 2019 y 2020 y, dentro de ellos, los relativos a orientación sexual e identidad de género se mantienen en una horquilla de entre 250 y 280 anuales desde 2017, lo que no parece ser motivo de alarma.

En cualquier caso, bienvenidas sean siempre las medidas que traten de prevenir la comisión de delitos, pero situar ese discurso y ese problema entre los principales de la agenda política puede tener dos peligrosos efectos: el efecto “Pedro y el lobo”, por el que, tras falsas o exageradas alarmas, terminamos por no creer a las verdaderas. Y, segundo, lo que los psicólogos llaman “la profecía autocumplida”, que se produce cuando una idea expresada repetidamente termina condicionando la actuación de quien la escucha y esa repetición es la causa de que se cumpla lo afirmado. Llame muchas veces vago a un pueblo y dejará de trabajar. Dígale que es homófobo y ya verá lo que consigue.

Tengan cuidado pues, marlaskas y Cia, con exagerar sus denuncias, no aumenten el problema en vez de reducirlo. Si lo que quieren es que no hablemos de la Mesa del paripé o de homenajes a etarras, vuelvan con Franco que ya nos habíamos acostumbrado, pero dejen de llamarnos machistas, misóginos, racistas, homófobos, carnívoros…

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