Cómo ganar al PSOE

PSOE

Tanto hablar de fachosfera y resulta que hay una sanchosfera. En efecto, no deja de ser curioso que el lío de los indultos del PP saliera en cuatro medios simultáneamente y a la misma hora: la Ser, El País, La Vanguardia y elDiario.es. Todos a las 23.30 del sábado. Excepto el digital, que se retrasó un par de minutos.

Además, en plena noche de los Goya. Ahora entiendo que Pedro Sánchez estuviera tan sonriente durante la gala. Más allá de jugar en campo propio -estaba con los suyos: los de la ceja- y los elogios que le dedicó la enviada TVE. Ni siquiera había visto semejante peloteo en TV3.

Todo ello en la semana horribilis del Gobierno, entre los guardias civiles asesinados en Barbate (Cádiz) y las protestas de los agricultores. «Empresarios del campo»,  en expresión del secretario general de CCOO, Unai Sordo. Estoy seguro de que no se levanta a la misma hora que muchos de ellos. Porque lo de ordeñar a las vacas, por ejemplo, suele hacerse hacia las seis de la mañana. Y cada día. No hay festivos

Primera norma, pues, del marketing político: tapa una polémica con otra polémica superior, aunque sea artificial. Sin olvidar que llevan meses de desgaste con la amnistía. Por eso, el PSOE ha pasado al contraataque. Quieren sacarse la espina clavada.

Precisamente, El País se apresuraba este martes a explicar que el off the record de donde salió la noticia fue el viernes con 16 periodistas con una fuente del «más alto nivel» del PP que no citaban, pero la información iba acompañada con una imagen de Miguel Tellado. Insinuaban así que era él.

Tellado -yo lo he entrevistado un par de ocasiones en visitas a Barcelona- es hombre de confianza de Feijóo, se lo trajo desde Galicia y es vicesecretario general de organización en el partido. En teoría, el número tres: el que corta el bacalao.

El pasado mes de noviembre lo nombró también portavoz en el Congreso en detrimento de Cuca Gamarra. Supongo que para poner en práctica aquello de policía bueno/policía malo. Como en la época de Aznar en la oposición con Álvarez Cascos.

Es normal que Feijóo quiere rodearse de los suyos, pero ascensos así producen víctimas colaterales. Elías Bendodo -éste vino de Andalucía, se lo recomendó Juanma Moreno- quedó también un tanto desubicado tras haber sido el coordinador general del partido. O sea que, errores propios al margen, no descarto que más de uno le tenga ganas.

Sin embargo, los off the record siempre son un lío. Es una expresión inglesa que, en principio, indica una cosa que te cuenta una fuente, pero que no se puede publicar. Solo para tu background. De ahí, hemos pasado a se puede publicar, pero no se puede decir la fuente. En este caso, según el propio diario, se podía contar atribuyéndolo a «fuentes del PP».

Al final, siempre tienes que andar preguntando: ¿esto, se puede contar? Yo me había quedado en off the records donde éramos 30 periodistas aguzando el oído para intentar oír algo de lo que decía el consejero de turno en el Parlament. Y se acaba hablando de temas intrascendentes: el tiempo que hacía o el último gag de TV3. Por eso, desde hace años tomé la decisión de no quedarme nunca a ninguno. Si un político quiere decir algo, que lo diga públicamente o calle para siempre.

Todo ello, sin desmerecer los errores propios del PP a una semana de las elecciones gallegas. Todavía es pronto para saber si influirá en el resultado final. Y una semana, en política, es una eternidad. Obviamente, al PSOE le interesa alargar la polémica. La política, a veces, es como el tenis: el rival se impone por los errores no forzados.

Feijóo alterna los momentos brillantes -intervenciones en el Congreso donde ha metido el dedo en el ojo- con errores sonoros. Galicia será un test: si el PP pierde la Xunta, puede afectar también a la dirección del PP. No ha llegado a La Moncloa y han perdido Galicia.

En la batalla del relato, el PSOE todavía les gana y harían bien en Génova en reforzar el equipo de comunicación. Madrid, a diferencia de Santiago de Compostela, es una jungla, no una balsa de aceite si tienes mayoría absoluta.

Yo creo que Feijóo no acertó ni en la réplica porque, insisto, más allá del lío los socialistas no están en condiciones de dar lecciones en materia de indultos. Al fin y al cabo los dieron a cambio de nada -de los votos en el Congreso- y en cuanto salieron los beneficiados pidieron la amnistía y proclamaron que lo volverían a hacer. No hubo ningún acto no ya de arrepentimiento, sino ni siquiera de reflexión sobre el daño causado a la sociedad catalana.

En fin, lo que tiene que hacer el PP si alguna vez quiere ganar al PSOE en unas elecciones generales es, además de pulir la comunicación, sacarse los complejos.

En las últimas elecciones -especialmente en aquella fatídica postrera semana- ya cayeron en la trampa urdida desde La Moncloa. Los socialistas más Sumar y Podemos eran el «bloque progresista» mientras que PP y Vox eran la «derecha y ultraderecha».

Los del PP se preocupaban más de desmarcarse de Vox que de atizar al PSOE. Y eso que la réplica era bien sencilla: si Vox era “ultraderecha”, Sumar y Podemos deben ser “extrema izquierda”. Pero ni eso.

Miguel Barroso (1953-2024), el fallecido gurú del PSOE, se lo dijo unas semanas antes de morir a la periodista Joana Bonet: «Se trata de presentar la disputa catalana como una anécdota del pasado. El tema no es Puigdemont o Feijóo. Es progresismo o reacción».

Pues eso. A ver si en Génova aprenden de una puñetera vez.

 

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