El BCE y las excusas del mal estudiante

El BCE y las excusas del mal estudiante

Se ha reunido el consejo del Banco Central Europeo (BCE) y ha subido los tipos de interés de la zona euro en otros 75 puntos básicos, de manera que ha situado el precio del dinero en la eurozona en el 2%. En tres reuniones, el BCE ha subido 200 puntos básicos, incrementando la intensidad de la retirada de liquidez. Tras desperdiciar muchos meses negando la evidencia de la intensidad inflacionista; tras llegar a insinuar algunos de sus miembros que la tesis de la teoría cuantitativa del dinero estaba obsoleta; y tras renunciar a ejercer la responsabilidad que tiene con el único objetivo encomendado, que es la estabilidad de precios, después le entraron las prisas, las urgencias y la justificación de su retardo, como excusa de mal estudiante.

Meses diciendo que la inflación era transitoria; después, que la transitoriedad duraría algo más y, posteriormente, que había algún riesgo para que se consolidase y, con todo ese tiempo perdido, con la inflación en crecimientos de doble dígito en muchos países, entonces, tarde, muy tarde, se decidió a actuar. Lo hizo, además, con esas urgencias del estudiante que no ha hecho nada a lo largo del curso y que a última hora quiere remediarlo todo con un esfuerzo que ya no tendrá el mismo efecto y que, probablemente, alargue el tiempo que necesite: en el caso del estudiante, porque suspenda y tenga que ir a la convocatoria extraordinaria; en el caso del BCE, porque su tardanza haya hecho que la inflación se inserte en la cadena de valor y para combatirla haga falta mucho más tiempo y mucha más intensidad.

Así, en julio iba a subir 25 puntos y subió 50; en septiembre, iba a subir 50 y subió 75; ahora, mantiene los 75 (hubo momentos en los que el mercado descontó 100 puntos, pero el BCE no se atrevió a aplicarlos). Todo con prisa y con una intensidad mayor que la que habría sido necesaria de haber hecho bien su trabajo el BCE cuando tenía que hacerlo. Ahora, que ha dejado que la situación se enquiste y, por ello, no le queda más remedio que aumentar la intensidad, puede, por su lentitud de hace meses, provocar un impacto más negativo en la economía que ahora.

Además, tras la subida, Lagarde volvió a dar un giro en su comparecencia para anunciar que las subidas se suavizarían y que su mente la tienen puesta en quienes lo pasan peor. Si así fuese, no desatenderían a su único objetivo, que es velar por la estabilidad de precios, pues la inflación es lo que más perjudica a la economía, especialmente a las personas con menos recursos, pues consumen mucho más en proporción a su renta, que les lleva a perder más poder adquisitivo. ¿Qué desea el BCE? ¿Volver a detenerse y no terminar el trabajo que tiene que realizar? Si así lo hace, tendrá que volver a intensificar su política monetaria restrictiva durante más tiempo, con mayor perjuicio para la economía, porque habrá provocado que, primero, la inflación disminuya el poder adquisitivo de los agentes económicos y, después, habrá intensificado la caída económica por su actuación tardía.

Lo último en Opinión

Últimas noticias