Opinión

Se apropian hasta de la Lotería

  • Graciano Palomo
  • Periodista y escritor con más de 40 años de experiencia. Especializado en la Transición y el centro derecha español. Fui jefe de Información Política en la agencia EFE. Escribo sobre política nacional

Por si alguien albergaba dudas respecto a que el Gobierno no entiende que lo de todos no es de unos pocos, por mucha mayoría parlamentaria que tenga, ahí tienen los décimos de algo entrañable para millones de españoles como es la Lotería Nacional utilizados como reclamo partidista para una ley partidista.

¿Cuándo se va a enterar esa minoría de nuevos ricos, acomodados de la nueva casta gracias al dinero de los contribuyentes –también de los pobres a los que dijeron que venían a salvar y han dejado en las cunetas- que hay cosas que no les pertenecen? ¿Cuándo van a entender que una democracia pasa, antes que nada, por respetar lo que no es suyo?

Funcionan a base de hechos consumados impropios de un Estado de Derecho. Llevan consumidos centenares de millones en el uso particular de los aviones oficiales, coches, gastos reservados, comilonas, contratos a dedo entre amiguetes. Lo sabíamos y lo sabemos. Lo que no podíamos concebir es que se atreverían a poner sus sucias manos en algo tan sagrado, por popular, como la Lotería Nacional. ¿Para qué dilapidan entonces millones en propaganda en los medios que compran –incluso en auténticas hojas parroquiales que han montado sus amiguetes para facturar- y en otros porque no tienen más remedio?

Después de cuatro años de sanchismo en el poder nadie que no sea sordo, ciego y sin sentido común -hasta Sabina ha despertado de la modorra sectaria- puede desconocer que la apropiación constante y en aumento de los ajeno es una de sus señas de identidad que la Historia juzgará con enorme dureza y a no tardar. Si se critica un modus operandi que no se estila por el mundo libre y decente, se recurre al manido asunto de la «violencia política», olvidando quien puso de moda los escraches con violencia física, los insultos gruesos, las descalificaciones y las falsedades ad hominem.

Lo que nunca pudimos imaginar, ingenuos, es que el «jarabe democrático» era, entre otras cosas, invadir la propiedad de todos: desde el CIS a RTVE -¡vaya merienda de inútiles, cada día más!-, Correos (en desguace), Efe, la CNMV, ICO, el Código Penal, hasta acabar en la Lotería Nacional. ¡Mare de Deu!