En Alcorcón el voto de la izquierda vale doble
Lo de la alcaldesa socialista de Alcorcón, Candelaria Testa, es un caso aparte de farfullerismo político, la quintaesencia del despotismo. Resulta que dos concejales (uno del PSOE y otro de Podemos) votan por error una propuesta del PP contra el edadismo para combatir la discriminación por edad y, cuando se dan cuenta de su metedura de pata, vuelven a votar para echar abajo la iniciativa sin que la regidora atienda las protestas de la oposición que pedía dar por aprobada la moción o, al menos, repetir la votación.
Nada: el argumento de la alcaldesa es que no estaba mirando cuando los ediles de su equipo de Gobierno han cometido ese error y que lo único que ha visto son las manos levantadas en contra de esta propuesta, pese a que un vídeo capta al completo la secuencia. A pesar de las peticiones del PP para que Testa volviera a preguntar al pleno, la alcaldesa ha acusado a los populares de querer «constantemente enredar y torpedear el funcionamiento del pleno.».
La reforma laboral del Gobierno fue aprobada por el error del ya célebre diputado Casero, al que no se le dio oportunidad de rectificar, pero si se equivoca la izquierda tiene bula permanente para enmendar su pifia, sin que la oposición pueda alzar la voz para denunciar los hechos. La alcaldesa de Alcorcón, en el colmo de la desfachatez, califica de «actuación torticera» pretender que el consistorio se atenga a las más elementales normas de la transparencia y miente de forma descarada cuando, pese a que las imágenes no ofrecen lugar a la duda, dice que ella no ha visto nada. En Alcorcón, lo del juego democrático no va con una izquierda que ha decidido practicar el ordeno y mando, especialmente la alcaldesa Testa, émula de las repúblicas bananeras. «Oiga alcaldesa, que dos concejales han votado dos veces». «¡Pues yo no he visto nada! No torpedee el pleno». Espectacular.