La parafilia del PSOE con Maduro
Durante la última semana Sánchez ha recibido dos sopapos históricos a sus políticas y al liderazgo personal esclerótico que Iván Redondo, su gurú estratégico, le ha debido comprar al por mayor a algún tendero taiwanés de Cobo Calleja. El primero, el internacional, el propinado por Nicolás Maduro, quien le ha conminado a celebrar elecciones generales en España antes que él porque, según ha dicho, “Sánchez es presidente sin ningún voto popular”. El segundo, el de Pere Aragonés, el separata de ERC que ha aclarado que la aplicación del ‘Decreto Calvet’ en Cataluña que dejará a más de 1.000 trabajadores del VTC en la calle ha sido la consecuencia inmediata de la humillación cuasi bovina de Jose Luis Ábalos al transferir la competencia a los ayuntamientos y las CCAA. Que el ‘Monchito del narcotráfico castrista’ y un tubérculo andante del independentismo noqueen al de Moncloa, nos da una clara idea de la magnitud del problema que tiene España con semejante impedido ejerciendo de Jefe del Ejecutivo.
Con respecto a Maduro y el recrudecimiento de la represión chavista en Venezuela, lo realmente impensable hubiera sido ver a Sánchez reconociendo sin ambages a Guaidó como presidente del país caribeño. ¿Cómo iba el líder del Gobierno de España a primar los más de 40 asesinados y 400 secuestrados que Maduro ha puesto sobre la mesa esta semana cuando Sánchez es, precisamente, el sujeto que ha ofrecido más de 500 millones extra a Cataluña cada año a un presidente autonómico que amenaza a la nación y al Estado con la vía eslovena? Como presidente del país que más peticiones de asilo de venezolanos recibe, ¿cómo iba Sánchez a pensar en el mayor éxodo humanitario de toda la historia de Latinoamérica cuando, en la región de España que más privilegia, los guardia civiles tienen que sacar a sus hijos de los colegios por el acoso independentista.
El argumento más repetido por los analistas que, durante estos días, han intentando explicar el rechazo del presidente a liderar una oposición ofensiva mundial contra Maduro, a dejar de cazar gamusinos franquistas para cazar a un dictador de verdad, ha consistido en su dependencia de Iglesias. No obstante, no es el podemita el pionero en establecer unas relaciones comerciales con Maduro que ya eran el caladero de negocio del ex presidente Zapatero. Sánchez no puede reconocer a Guaidó porque, en los últimos diez o doce años, la relación del PSOE con el chavismo y otros regímenes tardocomunistas como el de Brasil de Rousseff , Ecuador, y Bolivia, ha sido explícitamente parafílica. Sus federaciones autonómicas han votado pertinazmente contra las Proposiciones No de Ley (PNL) que exigían la liberación de los presos venezolanos de la dictadura bolivariana, y bastaba asistir a cualquiera de esos plenos para comprobar empíricamente que no había equidistancia, sino una admiración de los socialistas por el criminal que les llevaba a unirse sentimentalmente con él otros liberticidas latinoamericanos.
Asistí a uno de esos plenos hace dos años y medio. Y me bastó para comprobar in situ que los salvavidas progres eran, en realidad, el hampa bolivariana en la versión política del pincho y el botijo. Era el jueves 14 de abril del 2016 cuando el Partido Popular de la Comunidad Valenciana presentaba una PNL a favor de la “pronta liberación de los presos políticos en la República Bolivariana de Venezuela”. Dicha declaración fue reventada por los 47 votos en contra de Compromís, del PSPV y de Podemos ante la presencia de Leopoldo López padre que se encontraba en el Parlamento valenciano a 100 metros del CEPS de Roberto Viciano, el ex Fuerza Nueva y padre del involucionista fraude jurídico en la Venezuela de Chávez, levantado durante el Gobierno socialista en Valencia como red clientelar chavista entre el PSOE y el chavismo regando a la izquierda política de la capital del Turia con 7,2 millones de euros entre 2003 y 2011 según la Asamblea Nacional Venezolana. Decía Sánchez esta semana que el PSOE es todo lo opuesto a Maduro. El PSOE es, orgánica, financiera e ideológicamente, la concubina que le calienta la cama al chavismo.