España se la juega en Andalucía

España se la juega en Andalucía

Este es el primer desafío político que tenemos los españoles, y no solo los andaluces, de aquí al 2020. Sin exageración: nos jugamos la estabilidad constitucional que empezó a construirse el 1978. Hay que recordar esta constancia en la semana en que se cumplen los 40 años de nuestra Norma Suprema. No es improbable que salga de esta jornada regional de elecciones un nuevo Parlamento que no pueda elegir un Gobierno mayoritario. Esto, al menos, es lo que se ha venido avanzando en estos pasados días. Si la imposibilidad se hace certeza, la repetición de estos comicios será inevitable y quizá en el próximo marzo los votantes de las ocho provincias se pueden encontrar con una doble urna: la de sus elecciones propias y las de unas generales adelantadas.

Naturalmente que esta es una predicción que como todas las profecías están hechas para errar. Pero es una hipótesis que nadie ha negado desde que la todavía presidenta Susana Díaz clausuró la anterior legislatura. Lo que se está aventando ahora mismo es una España fracturada en dos facciones ya irreconciliables y, encima, dividida también en dos o tres grupos en cada una de esas facciones. Por la derecha, junto al emergente VOX, continúa un PP todavía  en reconstrucción y regeneración, y un Ciudadanos permanentemente en la tesitura de despistar a su propia audiencia.

Por la izquierda, un PSOE sólo ocupado en mantener el poder, está y seguirá estando en manos de los soviéticos y separatistas a los que la Constitución y la Monarquía les molesta como una piedra en el zapato. Si tras las convocatorias electorales que esperamos vence este Frente Popular que se asemeja dolorosamente al de los años 30 del pasado siglo nadie lo dude: dinamitará la Constitución y proclamará una república, una república bananera. El Rey Felipe VI ya lo ha advertido palmariamente en su intervención del pasado jueves. La reivindicación de su padre, el mejor monarca que haya tenido nunca España desde Carlos III, no ha sido gratuita. Estuvo hecha con toda intención.

Parece mentira que muy pocos españoles estemos advirtiendo de esta voladura que la ultraizquierda pretende. Por eso las elecciones de hoy no son una cita exclusiva para Andalucía. Se la juega España. Lo terrible es que ni siquiera los que continúan apoyando el país de la Transición estén cayendo realmente en la cuenta de lo que hoy se dilucida. Este es un país atolondrado con un gobierno indigno. Hoy es la primera ocasión para mandarle al tinte. No se hagan ilusiones: “Vinieron los sarracenos/ y nos molieron a palos/ que Dios protege a los malos/ cuando son más que los buenos”. Pues eso.

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