El Supremo acierta ante dos sentencias tan contradictorias

El Supremo acierta ante dos sentencias tan contradictorias

El Tribunal Supremo acierta al convocar un Pleno compuesto por más de 30 magistrados para dirimir quién paga el impuesto de los Actos Jurídicos Documentados que incluyen las hipotecas. Dichos impuestos estriban entre el 0,5% y el 1,5% del coste dependiendo de la comunidad autónoma. Ante dos sentencias tan contradictorias —una le da la razón a los bancos y otra a los consumidores— el Alto Tribunal hace bien en dirimir la decisión final en una nueva reunión. Como dice el presidente de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Supremo, Luis María Díez-Picazo, este asunto conlleva una enorme repercusión «económica y social», además de constituir una nueva jurisprudencia.

El impuesto de las hipotecas es un tema tan sensible que supone, al menos, un impacto económico de 6.500 millones de euros. Superior al caso de las cláusulas suelo. De hecho, la Bolsa ha sufrido un vaivén en menos de 24 horas. Primero, a la baja; posteriormente, al alza tras saberse la nueva reunión del Tribunal Supremo. El pasado jueves, los bancos del Ibex perdían más de 5.300 millones de euros después de que dicho Tribunal decidiera que los bancos pagaran el impuesto. Este viernes, sin embargo, y tras conocerse el giro en el argumento de este caso, las entidades bancarias han rebotado de manera generalizada con subidas de hasta el 1%.

Los que ven una decisión extraña o un interés opaco en un cambio tan grande en tan poco tiempo tienen que considerar que dos medidas tan contradictorias sobre el mismo tema deben escrutarse con tranquilidad. Hace siete meses, la Sala Civil del Supremo decretaba que tenían que ser los clientes quienes pagaran el impuesto de las hipotecas. Ahora, sin embargo, la Sala de lo Contencioso —que hasta esta semana mantenía la misma postura que la Sala Civil— ha anulado la decisión hasta el punto de señalar que tienen que ser las entidades bancarias las que paguen esos gravámenes. Dos posturas antagónicas que han de ser consideradas y analizadas con pausa para encontrar el punto de justicia más aséptico y objetivo posible.

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