¡Empieza la campaña electoral!
Una puerta negra, en los bajos de un edificio señorial datado de 1901. Un par de segundos más tarde aparece de ella un hombre con traje y saludando. Anda unos metros y aparecen unas letras blancas sobre fondo negro: «La democracia no se encarcela». El protagonista del vídeo es Carles Puigdemont, y ayer grabó el mejor spot publicitario que podrá tener para una campaña electoral que empezó con la última frase de sus declaraciones ante la prensa: «Es la hora de la política».
Tras un nuevo intento de investidura fallido de Jordi Sànchez, con los dos principales partidos independentistas completamente distanciados, con una CUP enamorada de Puigdemont y él levantando la voz a pocos metros del despacho de a quien Europa hace caso cada vez que la levanta, Cataluña se encamina de nuevo a las urnas. No es ninguna novedad. De hecho, para los catalanes ir a votar ya prácticamente podría ser considerado una rutina más de nuestro día a día. Y que nadie se sorprenda que en este periódico lo avanzamos hace unos días y aún más allá, a principios de enero, ya les contamos el deseo de Carles Puigdemont de dicha repetición electoral. Como mínimo ahora tenemos fecha, el 17 de julio, y podemos hacer planes de verano… ay perdón, que soy muy optimista y no recordaba que estoy hablando de la política catalana y de su relación con las instituciones del Estado.
Puigdemont volverá a ser candidato. Y como el vídeo, también tiene el relato y el discurso hecho. Liderará de nuevo la lista de JxCAT, hará campaña desde Alemania y insistirá en que tiene todo su derecho a ser investido. Con orden de extradición o sin ella. Hasta dentro de casi un año, no puede ser inhabilitado para el ejercicio público. Pero quién si lo está es ERC. Con sus líderes en prisión o en paradero desconocido, el partido se ha quedado sin liderazgo. Muchas cabezas y todas ellas con discursos diferentes. Y pesos pesados de la historia del partido, pudiendo investir a Puigdemont, algo que al presidente republicano del Parlament, Roger Torrent, le pone lo pelos de punta. Una ERC cada vez más pactista y cercana a la legalidad, unilateralidad al margen, que choca con los movimientos en la calle que el propio partido creó aupando al independentismo. Ahora la calle se los está comiendo.
ERC y los neoconvergentes de JxCAT se han cambiado los papeles. Los primeros se han ido a la moderación y los segundos al radicalismo. ¡Qué sorpresas da la vida! Y es que esto es muy importante a tener en cuenta, porque aunque serán unas elecciones de República o cumplimiento de la legalidad, la tregua del 21-D se ha acabado. JxCAT y la CUP saben que se pueden quedar una parte muy importante de los votos de ERC, delegándolas a una posición más residual. Y ahí Puigdemont también tiene el discurso escrito. La negativa hasta ahora a investirlo por parte de ERC es su principal arma para reivindicarse como la única garantía de la construcción de la República. Y ahí, a los que votan independentismo, no tendrá que convencerles de nada. Son los propios votantes quienes tildan a ERC de traidores y quienes les piden investir a Puigdemont. Así, entonces, los reproches ya no solo serán entre el líder independentista e Inés Arrimadas, sino que se tendrá que añadir al ring de boxeo a quien levante la cabeza más alto en ERC. Sea como sea, comprad palomitas al por mayor que tendremos muchos días de gloria enganchados a LaSexta y Ferreras.
Hablando de inicio de campaña y repetición electoral, no puedo acabar este artículo sin acordarme de mis compis, de los periodistas que durante una campaña electoral, multiplicamos por cinco nuestros esfuerzos y horas de trabajo: Blanca Basiano, Quico Sallés, Marc Calderó, Jordi Corbalan, Paula Florit y tantos otros que ya no cuentan los años por meses, si no por campañas electorales. Y a Ferreras, claro, que al final le tendrán que poner un piso en Barcelona para descansar un poco más entre especial y especial.
Hay veces que me dan ganas de dimitir como catalán… pero bueno, que empiece el ¡MAMBO!