Golpistas y morosos: que cierren TV3

Golpistas y morosos: que cierren TV3

Hace tiempo que TV3 dejó de ser la cadena pública de todos los catalanes. Su utilidad ha quedado reducida a mero instrumento transmisor de la propaganda golpista. Un canal que, además de sus ataques constantes a España y a la legalidad vigente, también está en deuda con la Agencia Tributaria. Debe 167,4 millones a Hacienda por el coste fiscal de las subvenciones recibidas en los últimos cuatro años. Un periodo de tiempo en el que su mensaje se ha radicalizado hasta poner el constitucionalismo en la diana y trabajar por y para la causa que abandera el fugado Carles Puigdemont. Una causa que tiene como fin romper España en dos y perseguir en Cataluña a todo aquél que se oponga a ello. 

El Gobierno, por tanto, debe cerrar TV3. Seguro que la mayoría de sus trabajadores son personas honradas que no merecen el desempleo. No obstante, un canal así no puede seguir emitiendo, ya que no sólo son golpistas, sino que además son morosos. Deficitarios en lo moral, en lo ético y también en lo económico. Hablamos de la cadena que emitió el mensaje navideño de Puigdemont como si fuera presidente de la Generalitat cuando en realidad es sólo un prófugo de la justicia. Incluso una periodista ha llegado a quemar una Constitución en directo. 

Desgraciadamente, TV3 ya no tiene sentido. Su finalidad como cadena pública ha terminado, ya que ni forma, ni informa y tampoco entretiene. Muchas de sus estrellas, con tal de seguir trabajando, se alinean con las proclamas ilegales. En el caso particular de Toni Albà, por ejemplo, ha llegado incluso a llamar «puta» a Inés Arrimadas. Una dinámica intolerable que no acaba ahí. La Corporación Catalana de Medios Audiovisuales ha consentido que el canal se convierta en una secta que muestra sin reparo su rechazo a España. Por todo ello, debe ser cerrada. Si la sociedad se parece a sus medios de comunicación, la catalana será mucho mejor sin esta rémora.

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