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El truco de un experto para calmar a los perros hiperactivos: más fácil de lo que pensabas

Perros hiperactivos
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Tener un perro con mucha energía o que sufre de ansiedad en casa puede convertirse en un verdadero desafío. La convivencia se vuelve más difícil cuando el animal ladra con frecuencia o destruye todo lo que se encuentra a su paso. Muchos dueños se sienten abrumados y no saben por dónde empezar para ayudar a su mascota. Pero lo cierto es que existen estrategias sencillas para calmar a los perros hiperactivos y, de esta manera, mejorar la convivencia entre el animal y su familia.

La clave está en entender que la ansiedad y la hiperactividad no son «mal comportamiento», sino señales de que el animal tiene necesidades no cubiertas o no sabe cómo gestionar determinadas situaciones. Desde un enfoque basado en la etología (la ciencia que estudia el comportamiento animal), se pueden aplicar algunos cambios en la rutina que generan un ambiente más estable, con menos estrés y más armonía.

¿Cómo tranquilizar a perros hiperactivos?

Uno de los errores más comunes es pensar que un par de paseos al día son suficientes para cualquier perro, pero uno con tendencia a la ansiedad o la hiperactividad necesita algo más que salir a la calle un rato. La actividad física es clave, pero también lo es la estimulación mental.

Juegos interactivos como buscar objetos escondidos por la casa, resolver pequeños retos con comida o enseñarle trucos nuevos ayudan a que el animal canalice su energía de forma positiva. Los juguetes tipo «kong» rellenos con alimento húmedo, por ejemplo, son excelentes para mantenerlo entretenido y calmado. Actividades como el olfateo, que imitan comportamientos naturales de exploración, también resultan muy beneficiosas.

Además, es importante variar las rutinas de paseo. Cambiar de recorrido, dejar que huela con calma su entorno o incluir momentos de juego durante el paseo lo hacen más enriquecedor. Un perro que regresa a casa después de una buena sesión de ejercicio físico y mental tiene muchas más posibilidades de relajarse y descansar.

Crear un espacio de calma

Así como las personas necesitamos un rincón donde sentirnos tranquilos, los perros también deben contar con un espacio que asocien con la calma.

Para ello, elige una zona de la casa poco transitada y libre de ruidos. Coloca una cama cómoda, mantas suaves y algunos de sus juguetes favoritos. Lo importante es que el perro relacione ese rincón con experiencias positivas: momentos de descanso, caricias suaves o premios ocasionales cuando se recuesta por iniciativa propia. Evita regañarlo o molestarle cuando esté en ahí.

Este tipo de espacio no sólo reduce la ansiedad general de los perros hiperactivos, sino que también les una referencia clara de dónde acudir cuando necesitan tranquilidad. Es especialmente útil en hogares con niños pequeños o con mucha actividad diaria, ya que les permite tener un lugar al que retirarse cuando se sienta sobreestimulados.

La importancia de una rutina estable

Los perros, como muchos animales, se sienten más seguros cuando saben qué esperar. Por eso, establecer horarios fijos para comer, salir a pasear, jugar y descansar contribuye directamente a su bienestar emocional.

Esto no significa que todo tenga que estar cronometrado al minuto, pero sí que haya una estructura que se repita cada día. Saber que después del desayuno viene el paseo o que siempre hay un momento para jugar antes de la siesta ayuda al perro a anticipar lo que va a suceder. Y cuando las cosas siguen un patrón predecible, disminuyen los episodios de ansiedad.

En casos de ansiedad por separación, esta regularidad también es útil. Si el perro sabe que volverás después de un rato, porque eso ocurre siempre a la misma hora, poco a poco aprende a tolerar mejor esos momentos de soledad.

Entrenar desde lo positivo

Una herramienta fundamental en todo este proceso es el refuerzo positivo. Esto consiste en premiar los comportamientos que deseamos fomentar, como el estar tranquilo, sin necesidad de recurrir a gritos,ni castigos. Muchas veces, sin darnos cuenta, prestamos más atención al perro cuando está alterado que cuando se comporta de forma relajada. Cambiar este patrón es esencial.

Cuando el perro esté acostado tranquilamente o se muestre calmado tras un estímulo (como la llegada de alguien a casa), aprovecha para reforzar ese estado con caricias, palabras de cariño o alguna golosina. Así, asocia la calma con experiencias agradables y repetirá ese comportamiento más a menudo.

También es importante observar qué provoca los estados de nerviosismo. ¿Es una visita inesperada? ¿El timbre? ¿La ausencia de su humano? Entender los desencadenantes ayuda a intervenir de manera más precisa, aplicando estrategias que reduzcan su impacto.

Conseguir que un perro aprenda a estar tranquilo en casa no es imposible. De hecho, muchas veces sólo se requiere constancia, empatía y disposición para observar y entender qué necesita nuestra mascota. Cuando el animal se siente comprendido y atendido, responde con calma, seguridad y confianza. Y entonces, la convivencia se vuelve mucho más armónica.

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