Si tu gato hace esto en verano ten cuidado: podrías estar pasando por alto algo importante


Si compartes tu vida con un gato, seguramente ya habrás notado que con la llegada del verano cambia un poco su comportamiento. Uno de los signos más evidentes es la disminución del apetito. Aquello que en invierno le encantaba, ahora parece que le resulta indiferente. Se acerca, olfatea, y muchas veces se va sin apenas probar bocado. Pero no entres en pánico: en la mayoría de los casos es simplemente una respuesta natural al cambio de estación.
Las altas temperaturas generan incomodidad, fatiga y, a veces, hasta una sensación de malestar general que los lleva a rechazar la comida. Es algo parecido a lo que sentimos nosotros cuando hace mucho calor: a menudo preferimos comidas más ligeras o incluso evitamos comer durante las horas más calurosas. Los gatos, al ser animales muy sensibles a los cambios ambientales, suelen adaptar su comportamiento a las condiciones climáticas. Esto incluye tanto su nivel de actividad como sus hábitos alimenticios.
¿Por qué hace esto el gato en verano?
Uno de los principales motivos por los cuales tu gato podría estar comiendo menos en verano es su metabolismo. Como muchos otros animales, ajustan su gasto energético según la estación del año. Durante los meses fríos, su cuerpo necesita más energía para mantenerse caliente, por lo que comen más. En cambio, en verano, al no tener que combatir el frío, su organismo requiere menos energía y, como consecuencia, disminuye su apetito.
Además, el calor tiende a ralentizar el ritmo de los gatos. Aunque por naturaleza son animales que duermen gran parte del día, en verano se vuelven aún más inactivos. Buscan rincones frescos, duermen largas siestas en la sombra y reducen sus actividad física, lo que también influye directamente en su apetito.
Otro factor que puede influir en el apetito de tu gato durante el verano es el cambio en su rutina diaria. Quizás abres más las ventanas, cambias los horarios de comida,sales más de casa o hay más ruido y movimiento en el vecindario. Todo esto, aunque parezca sutil, puede alterar la conducta de tu mascota, que es un animal de costumbres muy marcadas.
Además, los gatos son extremadamente sensibles al entorno y a los estímulos externos. Algo tan simple como el cambio en la textura del alimento si lo dejas al sol, o el olor diferente que adquiere cuando se calienta, puede hacer que lo rechace.
¿Cuándo debes preocuparte?
Ahora bien, aunque es normal que los gatos coman menos en verano, hay ciertos signos que debes observar con atención. Si tu gato deja de comer por completo durante más de 24 horas, o si además muestra signos como letargo extremo, vómitos, diarrea, jadeo excesivo, pérdida de peso notoria o comportamiento extraño, es recomendable acudir al veterinario de inmediato.
Cómo ayudarle
Aunque no puedes obligar a tu gatos a comer, sí puedes implementar algunas estrategias para hacer su comida más atractiva y ayudarle a mantenerse nutridos e hidratados durante el calor.
- Evita servir el alimento durante las horas más calurosas del día. Lo ideal es ofrecer la comida temprano por la mañana y al anochecer, cuando las temperaturas son más bajas y tu gato puede sentirse más cómodo para comer.
- Si tu gato come alimento húmedo, retíralo si no lo ha tocado en una o dos horas. Con el calor, este tipo de comida se descompone rápidamente y puede fermentar, lo que además de resultar poco apetecible, puede causar molestias digestivas.
- Si notas que tu gato no quiere comer porque el alimento está caliente, prueba guardarlo en la nevera y ofrecérselo un poco fresco. A muchos gatos les resulta más apetecible, especialmente si el calor es intenso. Sólo asegúrate de que no esté demasiado frío para evitar problemas digestivos
- Otra buena idea es añadir una cucharada de agua fresca o caldo casero sin sal ni condimentos al alimento húmedo. Esto ayuda a mantener al gato hidratado.
- Parece obvio, pero muchos gatos son exigentes con el agua. Cámbiala con frecuencia, limpia bien el bebedero y, si puedes, coloca más de uno en distintos puntos de la casa. Incluso puedes considerar una fuente de agua para incentivar el consumo.
- Es importante no caer en la tentación de ofrecer snacks o premios constantemente para que «al menos coma algo». Esto puede generar un desequilibrio nutricional o malos hábitos. Lo mejor es hacer que su comida principal sea lo más atractiva posible.
Que tu gato coma menos durante el verano es, en la mayoría de los casos, una respuesta natural y adaptativa a las altas temperaturas. Su metabolismo se ajusta, su nivel de actividad disminuye y su cuerpo simplemente no necesita tanta energía. Cada gato es único, y lo que funciona para uno, tal vez no funcione para otro. Recuerda: si en algún momento dudas o notas cambios muy bruscos, no dudes en consultar con tu veterinario de confianza.