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¿Cómo saber si el gato tiene fiebre? Así debes tomarle la temperatura

El gato tiene fiebre
Gato
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Los gatos, del mismo modo que los humanos, pueden tener fiebre. Muchas veces, las señales de que algo no va bien son claras: el animal se muestra apático, no tiene ganas de comer, duerme más de lo normal… La fiebre no es una enfermedad en sí misma, sino un síntoma de una infección. El sistema inmunitario reacciona a modo de respuesta contra los agentes externos, y para ello sube la temperatura del organismo. A continuación te contamos cómo puedes saber si tu gato tiene fiebre tomándole la temperatura.

¿El gato tiene fiebre?

Aunque puedes utilizar un termómetro normal, lo mejor es que escojas uno específico de gatos para que todo sea más sencillo y rápido. El único punto de la anatomía del animal para colocar el termómetro es el ano, así que la tarea no va a ser sencilla. Introdúcelo por el ano y gíralo, haciendo palanca de manera que la punta del termómetro toque la pared anal del gato. En unos pocos segundos sabrás la temperatura. La temperatura normal de un gato en la edad adulta es de entre 38 y 39,5 grados.

Síntomas

Además de tomarle la temperatura con el termómetro, hay otros signos que te pueden ayudar a saber si el gato tiene fiebre. Toca su nariz. Al igual que ocurre con los perros, la nariz siempre debe estar húmeda. Si la tiene caliente y reseca, no hay ninguna duda de que está luchando contra una infección.

Observa su comportamiento, especialmente si se muestra inquieto sin razón aparente. También si notas que está cansado o duerme más tiempo de lo normal. Otro de los aspectos a los que debes atender es a su respiración y a los latidos de su corazón. Si ambos están más acelerados de lo normal, es muy probable que el gato tenga fiebre.

Cómo actuar

Si el gato tiene fiebre, lo más importante es que lo mantengas hidratado. Si no quiere beber por sí solo, tienes que darle agua con la ayuda de una jeringuilla. Es fundamental que esté bien alimentado, y puedes optar por una dieta húmeda. Debes asegurarte de que no tiene diarrea.

Mientras se recupera, coloca su cama en una habitación tranquila. Puedes ponerla en la cocina, ya que puedes humedecer un poco el suelo de baldosas para que, al tumbarse en él, su cuerpo se moje ligeramente. También debes aplicarle compresas húmedas en la frente y dejarlas actuar durante varios minutos.

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