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Las claves para saber si tu gato tiene estrés

Gato estrés
Janire Manzanas
  • Janire Manzanas
  • Graduada en Marketing y experta en Marketing Digital. Redactora en OK Diario. Experta en curiosidades, mascotas, consumo y Lotería de Navidad.

Los animales domésticos, como perros y gatos, también pueden sufrir estrés, y su forma de manifestarlo no es muy diferente a la de los humanos. Lo primero a tener en cuenta es que el estrés es un mecanismo de defensa que aumenta las probabilidades de sobrevivir en situaciones de peligro. Saber si un gato tiene estrés es relativamente sencillo si prestas atención a una serie de cambios en el comportamiento del animal.

Del mismo modo que los humanos, los gatos también pueden sufrir estrés de forma pasajera. Son animales que necesitan tenerlo todo bajo control y una rutina muy marcada. Por lo tanto, el más mínimo cambio, como por ejemplo una mudanza, puede hacer que se estresen.

El problema llega cuando el estrés se convierte en algo patológico. Entonces es cuando debes intervenir tú y llevar a tu mascota al veterinario para que analice la causa y establezca el tratamiento más adecuado.

¿Cómo puedes saber que tu gato tiene estrés?

Debes estar muy atento al comportamiento que presenta tu gato. Tú le conoces mejor que nadie, así que si pasa de ser un animal manso y dócil a una mascota agresiva de la noche a la mañana, quizá es que algo no va bien. Cada gato puede manifestar el estrés de una determinada forma, pero hay una serie de señales de alerta que se dan con frecuencia: bufa, se aísla de las personas, muerde, araña, mantiene la mirada fija y las pupilas dilatadas, y tiene el pelo de la espalda erizado.

Los gatos son animales muy territoriales, a los que les gusta tenerlo absolutamente todo bajo control. Cuando sienten que han perdido este control, hacen todo lo posible por recuperarlo. Uno de los signos más evidentes del estrés en estos animales es el marcaje tanto de muebles como de paredes, de arriba hacia abajo.

También es normal que los gatos se acicalen en exceso, adquiriendo un comportamiento casi compulsivo. En algunos casos el rascado llega a tal punto, que se hacen heridas y pierden el pelo.

A todo esto hay que sumar la inapetencia. Cuando los pequeños felinos están estresados por algún motivo, dejan de comer o comen menos. Aunque no es lo más común, hay algunos animales que comen de manera compulsiva, incluso sustancias que no les sientan bien.

Por último, cabe señalar que los gatos pueden manifestar el estrés de formas muy distintas. Pueden orinar fuera del arenero, bufar en exceso, actuar de forma agresiva, arañar las paredes y los muebles… ¡Tienes que estar muy atento al comportamiento de tu gato para saber si tiene estrés!

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