Móstoles

El último esperpento de los okupas de Móstoles: sacan en procesión la puerta que la Policía les derribó

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El colectivo okupa de ‘La Casika de Móstoles’ vuelve a hacer de las suyas. Este viernes han sorprendido a los vecinos de esta localidad del Sur de Madrid con una procesión al más estilo cristiano. Sin embargo, en el paso de la marcha, en lugar de un santo o una virgen, los okupas han colocado la puerta que la Policía local del municipio les echó abajo hace unos meses.

En el vídeo que han difundido en las últimas horas en las redes sociales se puede ver a una decena de personas disfrazados de feligreses, curas y monaguillos junto a la puerta que tenían en su okupación. Un edificio histórico de una familia de Móstoles que llevan usurpando desde hace 23 años con el consentimiento de las autoridades. Actualmente gobierna el PSOE de Noelia Posse, conocida por la polémica de los enchufes a familiares, junto a Podemos.

Esta procesión, que trata de burlarse de las tradiciones cristianas, ha tenido también música propia de los actos de Semana Santa, supuestos devotos gritando «¡guapa, guapa!» a la puerta como si de una Virgen María se tratase o lemas de «¡un desalojo, otra okupación!» coreados al unísono. Entre los participantes, las mujeres se han vestido de luto con mantillas al más puro estilo de las procesiones andaluzas.

Estos okupas se manifiestan sin ningún rubor a favor de su okupación. En sus redes sociales se vanaglorian de cumplir «23 años de vida». A pesar de estar usurpando una vivienda histórica del centro de esta localidad madrileñas, los okupas han organizado una conmemoración por llevar desde 1997 instalados en esta propiedad. En sus concentraciones y actos de protesta señalan directamente al edil de Seguridad de Móstoles. Les reclaman el pago de la puerta derribada. Además, para ponerle en la diana han impreso cientos de caretas con su cara. Precisamente la procesión acabó en el Consistorio mostoleño y los okupas exhibieron carteles con el lema «Alejandro, paga la puerta». «Te pasamos la factura», colocaron en carteles por la ciudad junto a un supuesto ticket.

Este colectivo antisistema traen por el camino de la amargura a los verdaderos propietarios del inmueble. «Se toman todo por el pito de un sereno. No respetan nada», lamentó en conversación telefónica con OKDIARIO uno de los propietarios de este bloque de 685 metros cuadrados construidos y un gran jardín.

La casa pertenecía a una pareja que murió sin hijos. Vivían en Madrid y tenían esta vivienda fruto de la herencia de la mujer. Al morir dijeron que la cedían a Cáritas para construir un centro de mayores. No obstante, en el testamento indicaron que si en cinco años esta entidad social no había desarrollado el proyecto, la propiedad pasaría a los legítimos herederos. Un grupo de hermanos y familiares que ven en esos okupas una auténtica pesadilla.

El infierno para recuperar la propiedad es notorio. Se han celebrado varios juicios pero no han conseguido el desalojo inmediato de los okupas. En alguna ocasión, cuando la Policía ha detectado en Internet alguna de sus múltiples fiestas, se han personado en el domicilio de los propietarios para avisarles de que ante posibles irregularidades de ruido, actividades no permitidas, etc. ellos serían los responsables. «Es un sinsentido total, rápidamente nos personamos en el Registro del Ayuntamiento para rechazar cualquier responsabilidad en esos eventos ilegales, ¡sólo faltaba!», comentó el propietario a este periódico. Por otra parte, este dueño lamenta que el Ayuntamiento de Móstoles «no tiene ninguna intención real de desalojar a estas personas».

 

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«Se ríen de todos. No hay derecho. Por si tuvieran poco con la casa, a veces cortan la calle para tener más espacio. La Policía ante esta situación no hace nada», relata esta fuente. Por otro lado, rememora otra situación incómoda: «Cuando hay alguna sesión en los Juzgados para tratar de que les desalojen montan chocolatadas. Entregan octavillas para que todo aquel que vaya a presionar al juez, posteriormente disfrute de un chocolate caliente en el interior de la vivienda okupada.

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