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Los testigos por los que detuvieron a funcionarios de la cárcel de Valdemoro: «Ni he visto ni sé nada»

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Luis Miguel Montero

Tras la investigación de la Guardia Civil en el marco de la operación Orión el 31 de mayo de 2021 cuatro funcionarios de la prisión de Valdemoro (Madrid III) fueron acusados de introducir drogas en la cárcel donde trabajan y detenidos. Tres de ellos fueron a la cárcel por orden del Jugado de Primera Instancia e Instrucción número 4 de Valdemoro. En septiembre de ese mismo año la juez tomó declaración a cuatro testigos y cada testimonio fue más rocambolesco, desde alguno que dijo «no sé nada» hasta otro que aseguraron que no habían prestado declaración previa ante la Guardia Civil y que lo había hecho su abogado por él.

Tras las declaraciones judiciales los tres funcionarios encarcelados fueron puestos en libertad y consiguieron el archivo definitivo de la causa en mayo de 2022. Gran parte de las acusaciones para detenerlos se basaban en el testimonio de cuatro presos que estaban o habían estado en la cárcel de Valdemoro (Madrid III) durante la pandemia.

El juzgado de Valdemoro tomó declaración por videoconferencia a estos internos que se encontraban en otras cárceles e incluso en el caso de un ex interno, en su casa. Las sorpresas para los abogados defensores de los funcionarios llegaron una tras otra, pero la primera se produjo cuando el primer testigo, interno en el módulo 7 de Valdemoro, que tenía la calidad de testigo protegido dijo que «mi declaración no sirve de nada porque es de oídas, o sea que lo que declaré sí lo he declarado, pero todo eso es a través de otra persona. Yo no he visto nada ni sé nada». Cuando la juez le pregunta el nombre de esa otra persona el preso, un viejo conocido de Instituciones Penitenciarias por el tiempo que ha pasado en varias prisiones, dice que «no me acuerdo del nombre, pero vamos yo no he presenciado nada delante de mi ni nada».

Entonces la juez insiste en su interrogatorio y lee literalmente su declaración donde dice que «la funcionaria (…) facilita cosas, llegando incluso a aseverar que fue testigo de la entrega de un paquete a un interno conteniendo el mismo un bote de gel de un litro y que pudo ser testigo del contenido del mismo, calculando aproximadamente un kilo de hachís (…)». Pero el preso lo tiene claro y dice que «yo así no lo manifesté». Entonces la juez le pregunta de nuevo si «usted ha presenciado la entrega de un paquete» a lo que el testigo protegido dice que «lo único es que yo iba con una persona y dijo ‘ahí llega mi paquete’ (…) ni yo vi el bote de jabón ni yo vi el kilo» y casi al final de su declaración dice que «eso lo han extendido demasiado y hay palabras que han puesto en mi boca y han intentado alargar eso».

El segundo testigo que prestó declaración dijo «no sé nada de ese tema» y ante la pregunta de si no quería seguir adelante muy claramente respondió «no». Luego sí reconoció que «mi abogado habló con la Guardia Civil» y que los agentes le habían hecho preguntas, pero «ellos escribían o dijeron que yo declaré, pero yo no he declarado porque no estoy delante de un fiscal o un juez, yo simplemente estoy respondiendo a sus preguntas», añadió. La juez entonces le recrimina que firmase entonces su declaración entre voces de los abogados de los funcionarios que dicen «madre mía, es alucinante». Este segundo interno dejó claro que «no quiero seguir con esto y fue lo que expliqué».

El tercer preso que declaró tenía la categoría de testigo protegido número 2 y su declaración fue una de las más surrealistas que ha visto un juzgado de instrucción. Estaba interno por un delito de estafa y durante un momento del interrogatorio llegó a preguntar a la juez si «esto es por lo de la metadona». Luego comenzó a hablar de la fuga del Piojo y su hermano, que ocurrió en diciembre del 2020 y poco tenía que ver con la acusación de tráfico de drogas a los funcionarios encarcelados. Cuando la juez intenta reconducir la situación y le dice «yo no le estoy preguntando por el Piojo y su hermano. Yo le estoy preguntando por las personas que introducían presuntamente droga en el centro penitenciario» el interno respondió que «no se acuerda».

El cuarto y último testigo habló de una pelea en prisión donde fue agredido con el palo de una escoba y la juez le preguntó por varios números de cuenta donde supuestamente se producían los ingresos del dinero obtenido del tráfico de drogas en la prisión, pero el testigo aseguró desconocer de qué le estaban hablando.

Tras la última declaración todos los abogados pidieron la inmediata puesta en libertad de sus defendidos, pero la juez les especificó que tenían que hacerlo por escrito y así lo hicieron, aunque en el caso de Paco, único funcionario afectado que ha concedido una entrevista a OKDIARIO, su libertad y la de otro de los detenidos llegó diez días más tarde que la de la tercera funcionaria.

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