Sánchez utilizó a la oposición venezolana para hacerse con el control de la Internacional Socialista
Aldama hacía de embajador en la sombra a la vez con el chavismo y con la oposición en nombre del Gobierno de España
Aldama no mentía: ésta es la foto que demuestra que se reunió con Guaidó por encargo de Sánchez
La ambición de Pedro Sánchez por presidir la Internacional Socialista (IS) marcó un capítulo significativo en las relaciones entre España y Venezuela, tejiendo una compleja red de alianzas diplomáticas que involucró tanto a la oposición venezolana como al régimen de Nicolás Maduro. Esta organización, que agrupa a 132 partidos socialistas, socialdemócratas y laboristas, y que fue presidida por figuras históricas como Willy Brandt y António Guterres, se convirtió en el objetivo prioritario del presidente español y para eso no dudó en servirse de la oposición venezolana.
En este tablero diplomático, Víctor de Aldama emergió como una pieza clave, ejerciendo como emisario no oficial del Gobierno español. Una fotografía exclusiva de OKDIARIO revela su reunión con Juan Guaidó, entonces presidente encargado de Venezuela, y Henry Ramos Allup, presidente de la Asamblea Nacional venezolana. Este encuentro evidencia el papel crucial de Aldama en la estrategia diplomática española, aunque altos cargos del PSOE hayan negado posteriormente conocerle.
«Por eso, de alguna manera se manda esa carta para mandar un mensaje a Guaidó diciéndole que se le va a apoyar en España y que en el Congreso, pues las votaciones que hacen, tampoco estoy muy ducho en los temas políticos, se le va a reconocer como presidente interino de Venezuela, cosa que sucede. Y sucede eso, pues la otra parte, obviamente, cuando sucede, y me refiero a la otra parte, el Gobierno Maduro, que tenía otra serie de convenios con ellos, pues se coge un cabreo importante», afirmó Aldama ante el juez.
La singularidad de Aldama residía en su capacidad para mantener relaciones simultáneas con ambos bandos del conflicto venezolano. Sus vínculos con la vicepresidenta chavista Delcy Rodríguez eran tan sólidos como sus contactos con la oposición, realizando viajes mensuales a Caracas durante años. Esta posición privilegiada le permitió ejercer un papel que el Gobierno español prefirió no asignar a la entonces ministra de Exteriores, Arancha González Laya.
Sánchez, en otra prueba de su ambición desmedida, supo aprovechar los resortes del poder para venderse como un paladín de la libertad y los derechos humanos, utilizando el respaldo de líderes opositores como un estandarte que impulsaba su supuesta imagen de dirigente global comprometido. El líder del PSOE, como adelantó este periódico, se postuló a la plaza en un cónclave celebrado en Madrid y la logró sin necesidad de votación.
La estrategia de Sánchez incluía también fortalecer sus vínculos con figuras como Ramos Allup, quien había confirmado los pagos del régimen chavista a Pablo Iglesias. Este acercamiento a la oposición venezolana buscaba proyectar una imagen de defensor de la libertad y los derechos humanos, útil para sus aspiraciones en la Internacional Socialista.
El doble juego diplomático quedó evidenciado en los mensajes interceptados entre Aldama y Delcy Rodríguez, donde el emisario informal explicaba que, aunque Guaidó mantenía reuniones con altos cargos del PSOE en Ferraz, no había sido recibido en Moncloa. Sin embargo, el posterior reconocimiento de Guaidó por parte de Sánchez generó una crisis diplomática que requirió nuevos esfuerzos de mediación.
La Internacional Socialista, aunque languidece en su influencia global tras décadas de liderazgos prolongados, seguía representando un símbolo de poder en la política internacional. Sánchez logró finalmente su objetivo de presidirla en un cónclave celebrado en Madrid, sin necesidad de votación, culminando así una estrategia diplomática que había involucrado a múltiples actores y canales no oficiales.
Aldama llevó también a personas de Guaidó a Ferraz en una de sus visitas frecuentes a la sede del PSOE y sus alrededores. Un informe de la UCO reveló mensajes entre Aldama y Delcy en el que le decía que era importante que supiera que, aunque Guaidó se estaba reuniendo con altos cargos del PSOE, no había sido recibido en Moncloa por el presidente Pedro Sánchez y sí en la sede del partido. En todo caso, Sánchez acabó reconociendo como presidente de Venezuela a Guaidó, algo que causó una crisis diplomática con el Gobierno de Maduro con el que Aldama trataba de negociar.
Fuentes consultadas aseguran que el Gobierno de España utilizaba a Víctor de Aldama como emisario porque, en ese momento, no se fiaban de la entonces ministra de Exteriores, Arancha González Laya, de la que según aldama decían que «no sabía ni dónde tenía la mano izquierda». Aldama fue enviado a Caracas para entregar una carta de apoyo a Juan Guaidó y que él mismo avisó que, una vez consignada, alertaría del movimiento al Gobierno de Maduro, tal como acabó ocurriendo.