El PNV ocultó documentos de los GAL que habrían evitado el inicio de la ‘guerra sucia’ contra ETA
El Partido Nacionalista Vasco (PNV) y el Gobierno de Vitoria ocultaron documentos secretos de los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL) que, de haber visto la luz en 1983, habrían evitado el inicio de la ‘guerra sucia’ contra ETA. Su difusión habría servido para impedir o poner al descubierto la autoría de algunas de las acciones de guerra sucia contra ETA en el Sur de Francia.
Las operaciones antiterroristas de los GAL, que fueron promovidas desde La Moncloa entre 1983 y 1987 y financiadas con fondos reservados, culminaron con 27 muertos. Muchos de ellos no tenían ningún vínculo con ETA. Durante ese periodo los dirigentes y diputados peneuvistas censuraron al Ejecutivo socialista, pero silenciaron que tuvieran en su poder los documentos que podrían acabar con aquella sangría.
Así se entiende una vez revisados los papeles secretos del ex subcomisario del Bilbao, José Amedo, a los que OKDIARIO ha tenido acceso. Se trata de documentos reservados de los GAL que el entonces policía y reclutador de mercenarios guardaba en un maletín cuando, el 21 de septiembre de 1983, sufrió un grave accidente en la autopista de peaje San Sebastián-Bilbao a su paso por Éibar. El automóvil que conducía Amedo -un Ford Escort nuevo- se salió de la calzada tras reventar la rueda izquierda trasera. Se trataba de un vehículo oficial, camuflado y con matrícula reservada.
En medio de la confusión del siniestro automovilístico y del traslado de Amedo y su ayudante a un centro hospitalario de Bilbao, el maletín con los documentos -de color marrón, de cuero y tipo ejecutivo- quedó en poder de agentes de la Ertzaintza durante unas horas, con tiempo más que suficiente para consultar con sus jefes de Vitoria y realizar las oportunas fotocopias.
Según un informe del Archivo General de la División de Personal de la Dirección General de la Policía, que fue incorporado al sumario 1/88 del Juzgado Central de Instrucción número 5 de la Audiencia Nacional, Amedo estuvo de baja por accidente de tráfico desde el 21 de septiembre hasta el 10 de octubre de 1983. Correspondían a las fechas oficiales, pero la realidad fue que Amedo se reincorporó en tan sólo unos días a sus actividades en Francia, al margen de los informes policiales.
El policía tuvo que ser operado años después de las cervicales -un injerto de un hueso de la cadera entre la quinta y sexta vértebra- por las secuelas del accidente y la ausencia de rehabilitación. En la fotografía de la portada de la revista Cambio16 (24 de febrero de 1992) que reproduce OKDIARIO Amedo aparecía con un collarín sujeto al cuello durante una entrevista que le hizo este periodista en la cárcel de Guadalajara.
En el último tercio de 1983, el Gobierno de Felipe González ya había implicado al Ministerio del Interior -Policía y Guardia Civil- y a los servicios secretos del Centro Superior de Información de la Defensa (CESID) -la antesala del CNI- para golpear a los terroristas por medio de “escuadrones de la muerte” en el sur de Francia, conocido como el “santuario francés”. El documento desclasificado por el Tribunal Supremo en 1996, conocido como “acta fundacional de los GAL” – “Asunto: Acciones en Francia”- fue elaborado por el CESID en julio de 1983, dos meses antes del accidente.
Los papeles del maletín
El día del accidente, Amedo regresaba del País Vasco francés donde se había entrevistado con varios mercenarios, que había reclutado para emprender acciones violentas contra la cúpula de la banda asesina. En el maletín, que cayó en manos de los ertzainas, el policía guardaba documentos relacionados con la lucha antiterrorista y los GAL: su agenda personal con los nombres y teléfonos de los paramilitares, un bloc de notas, algunos de los domicilios de los generales de ETA a batir, fotografías, identidades falsas de los mercenarios y misiones especiales, entre otros. OKDIARIO reproduce en sus páginas algunos de estos papeles confidenciales.
OKDIARIO ha tenido acceso así mismo a unas páginas de las memorias inéditas, escrita por José Amedo. En una veintena de cuartillas el que fuera el coordinador del “GAL azul” del Cuerpo Nacional de Policía relata en primera persona el accidente de circulación y la actuación de la Ertzaintza y la inteligencia del Gobierno vasco.
“Apareció la Ertzaintza. A pesar del estado en el que nos encontrábamos yo estaba obsesionado con un maletín que portaba en el asiento trasero del vehículo y como podía le decía a mi subordinado que se hiciera cargo de él. No recuerdo quién nos sacó del coche cuando llegaron las ambulancias para llevarnos al hospital de Basurto de Bilbao”, explica en sus notas Amedo.
El fuerte impacto del vehículo contra una mediana de la autovía provocó que Amedo, que iba al volante, quedara conmocionado, aunque no perdiera el conocimiento plenamente. Su compañero de partida, otro policía de información de Bilbao, también quedó magullado. Ambos fueron trasladados en ambulancia a Urgencias del Hospital bilbaíno de Basurto.
El subcomisario no recuperó el control de la situación hasta unas tres horas después. Entonces, se percató de que el maletín no estaba junto a él en la habitación entre sus pertenencias. Preguntó a su subordinado, que procedía de la Policía Científica, pero tampoco lo tenía controlado. Era un joven agente que dominaba el francés al haber nacido en territorio galo y que actuaba como su traductor en el sur de Francia, antes de que entrara en acción Michel Domínguez.
Amedo se situó en lo peor: la Ertzaintza (“cuidador del pueblo”, en vascuence) lo podía tener en su poder. Y no se equivocaba. Un enfermero del hospital se lo devolvió después esgrimiendo que estaba depositado en el departamento de admisiones de Basurto. Cuando lo abrió para revisar su contenido descubrió lo que ya intuía: los papeles no estaban colocados como él los había ordenados. Estaba claro que el Gobierno de Vitoria ya tenía en su poder una copia con las señas de identidad de los Grupos Antiterroristas de Liberación.
Amedo sale de dudas
Las siglas de los GAL, como tal, fueron usadas por primera vez para reivindicar el secuestro de Segundo Marey, un viajante de comercio a quien los mercenarios confundieron con un dirigente etarra. La Policía gala halló en uno de sus bolsillos, tras su liberación el 14 de diciembre de 1983, un comunicado en francés con el sello estampado de los Grupos Antiterroristas de Liberación. Habían transcurrido dos meses y medio desde el accidente de Amedo y desde que el PNV y el Gobierno vasco se hicieran con los documentos gracias a la Ertzaintza.
La policía autónoma vasca había sido creada en 1982 durante el primer gobierno de Carlos Garaikoetxea cuando gobernaban los centristas de UCD con el presidente Leopoldo Calvo Sotelo, según establecía el Estatuto de Guernica, aprobado en octubre de 1979. La primera unidad en funcionar fue la división de Tráfico, que controlaba las carreteras vascas en sustitución de la Guardia Civil. Sus agentes fueron los que asistieron al subcomisario de Bilbao y a su ayudante en la autovía.
Amedo salió de dudas sobre la manipulación del maletín cuando tres años después se lo confirmó Genaro García de Andoain, el hombre de confianza del consejero de Interior del Gobierno vasco, Luis María Retolaza (1980-1988), con quien mantenía unas excelentes relaciones desde que le ayudó a chequear los antecedentes de los aspirantes a ertzainas.
El histórico militante peneuvista, tras pasar por el exilio francés, formó parte del grupo que recuperó a la antigua Ertzaintza de 1936. A comienzos de 1980, participó en la creación de un cuerpo de élite para la seguridad del Gobierno vasco. Sus integrantes, conocidos como los “hombres de Berroci” por el nombre del lugar de Álava donde entrenaban, fueron extraoficialmente los primeros ertzainas y el embrión de la futura policía autonómica.
Amedo relata lo sucedido en sus memorias inéditas en poder de OKDIARIO: “A finales de octubre de 1986, cuando ya habían finalizado oficialmente las actividades de los GAL, Genaro García Andoain me llamó y me citó en el hotel Ercilla de Bilbao. Me dijo que no se iba a andar con rodeos que quería ir directamente al grano, intuí lo que me esperaba. Me dijo que lo que me iba a comentar no podía salir de allí, que se jugaba su cargo… Me confesó que, a raíz del accidente en la autovía, fotocopiaron los documentos del maletín después de comprobar que las placas del vehículo siniestrado estaban reservadas para el Ministerio del Interior y de que uno de los agentes de la policía vasca presente en el suceso me oyó decirle, aún encontrándome casi inconsciente, a mi acompañante que se hiciese cargo del maletín. El ertzaina dio parte de estos hechos a través de la emisora de su coche a la central en Vitoria, de forma que dos de sus hombres del grupo Ekintza (acción) -los ‘pata negra’ de la Ertzaintza- se personaron en el hospital y procedieron a copiar todos los papeles que llevaba”.
García de Andoain fue director de Tráfico y responsable para Asuntos de la Policía dentro del organigrama del Gobierno Vasco, que se conocía como Adjuntos a la Viceconsejería de Seguridad (AVCS), cargo que desempeñó mientras los GAL sembraban de terror el sur de Francia. En 1986, fue asesinado por un comando de ETA cuando participaba en una operación de la Ertzaintza para rescatar al empresario secuestrado Lucio Aguinagalde.
En 1983, el amigo de la infancia de Retolaza se encargaba también desde la trastienda de las tareas de información en la lucha antiterrorista. Aunque el Gobierno vasco siempre lo negó, la Ertzaintza disponía de una unidad especial, conocida como Ekintza, dedicada a investigar a ETA. Pero, como el mismo Amedo pudo verificar en primera persona, el cuerpo de élite de la incipiente policía autonómica también lo investigaba a él y a los GAL. Y fue el propio subcomisario quien le puso en bandeja, sin quererlo y sin saberlo, la mejor pieza.
Con aquellas pruebas en poder de los nacionalistas vascos, el Gobierno de Vitoria habría podio impedir el secuestro Segundo Marey, la primera acción en Hendaya (Francia) de uno de los comandos de mercenarios reclutados por Amedo. El comerciante francés, que fue confundido con el etarra Mikel Lujúa, fue trasladado a un caserío de Cantabria donde permaneció en cautiverio una semana, antes de ser liberado. Por esa y otras acciones de los GAL, Amedo fue condenado a más de 100 años de cárcel.
El portavoz del PNV en el Congreso de los Diputados, Aitor Esteban, afirmó en junio de 2020 que su partido apoyaría la propuesta de Bildu de crear una comisión de investigación sobre los GAL. Explicó que no le parecía mal «saber y conocer qué pasó con los GAL».
Según Esteban, era algo que se le debía a la sociedad. También anunció que votaría a favor de la comparecencia de Felipe González ante la comisión de investigación sobre los GAL.
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