I Foro Zeta España: «Al informar hay que elegir bien las palabras, Maduro no es presidente, es un tirano»

Foro Zeta España
Lorena Arraiz, Manuel Trillo, Alberto D. Prieto, Francisco Poleo, Pedro Jiménez y Marha Blanco, en el I Foro Zeta España, en la APM.

El lunes 6 de noviembre, la revista Zeta y el diario El Nuevo País reunieron a varios periodistas en la sede de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM) para hablar del rol de los medios en el conflicto venezolano. ambas publicaciones forman parte del Grupo Poleo, una de las últimas islas de periodismo libre que queda en Venezuela después de 18 años de chavismo, ese régimen que ha tornado en dictadura, o «en tiranía», como quiso aclarar Francisco Poleo, vicepresidente de la compañía.

El I Foro Zeta en España se celebarba en Madrid pocos días antes de reunir a otro elenco de reporteros en Miami (Florida, EEUU). Y es que «España y Estados Unidos son los dos países que más pueden hacer por Venezuela. Y lo hacen».

La crisis venezolana no es sólo lo que leemos en los periódicos, escuchamos en las radios o vemos en la tele. La crisis venezolana es hambre, falta de medicinas, violencia asesina en las calles, inexistencia de instituciones confiables… y un poder tiránico que hace lo imposible por permanecer en la poltrona del Palacio de Miraflores. «Nicolás Maduro ha traicionado todo, si había algo aprovechable de la revolución de Hugo Chávez, ya no queda nada», insiste Poleo.

Manuel Trillo (ABC), Pedro Jiménez (Cadena Ser), Martha Blanco (Antena 3) y Alberto D. Prieto (OKDIARIO) departieron sobre sus experiencias en el país protagonista del acto, sobre la dificultad de ser fieles a la verdad o sobre si la información debe o no ser neutral en determinadas circunstancias. Moderados por Lorena Arraiz (Zeta), la mesa redonda reunió a varias decenas de compañeros de profesión y público en general interesados en qué hay detrás de las fotos y los tuits a los que todos (los interesados) accedemos.

España ha sido un altavoz para la crisis venezolana. El Gobierno de Mariano Rajoy, con el presidente a la cabeza, fue el primero en el mundo en recibir a Lilian Tintori, cuando su esposo, Leopoldo López, fue apresado por unas acusaciones falsas de traición a la patria e incitación a la violencia. Al mismo tiempo, emergía Podemos, un partido de extrema izquierda de postulados populistas basados en el chavismo. Y poco a poco se fueron conociendo sus conexiones, no sólo intelectuales, sino financieras.

Los 6,7 millones de dólares entregados por el propio Hugo Chávez a Pablo Iglesias —líder del partido morado—, Juan Carlos Monedero —su cofundador— y Jorge Verstrynge —ex número dos de Alianza Popular y reconvertido en activista de ultra izquierda— fueron uno de los temas de debate. La noticia, adelantada por OKDIARIO y unas horas después por ABC, reventó la imagen que pretendía dar Podemos de «nueva política» y unió, ya definitivamente incluso para los descreídos, la figura de Iglesias con la de los dictadores bolivarianos.

Pero en Venezuela, aunque están preocupados por la deriva española de su tiranía —»no olvidemos que somos dos países hermanos», recordó Arraiz—, lo que sufren es la hambruna, el racionamiento en las tiendas, la hiperinflación, la falta de fármacos en los hospitales, la absoluta inseguridad jurídica, la persecución política, los asaltos de los colectivos paramilitares, los autogolpes de Estado, los presos políticos…

Los quioscos en España se llenaron de repente de llamativas portadas con fotografías dramáticas y de denuncia sobre la crisis venezolana. Programas de televisión, reportajes en radio, especiales en las webs… ¿Y ahora? ¿Qué ha pasado, que los opositores se han parado, que las calles no se llenan, que ha ganado la tiranía, que estamos ocupados en Cataluña? «Todo esto y a la vez», apunta Prieto, «preocupado por que dejemos de lado una historia que es cierta, que está ocurriendo y que tiene millones de caras detrás, caras de gente que sufre cada día, cada mañana al levantarse».

Hay cientos de miles de españoles o descendientes en Venezuela, y cada semana llegan por cientos los venezolanos exiliados a nuestro país. «Llegan sin papeles, pero el Gobierno no los deportará. Hay un doble juego de darles cobijo pero no amparo oficial. No se entendería por la opinión pública obligarlos a regresar, pero en el afán de llegar a una solución negociada, no se quiere soliviantar en público a Maduro», comenta una de las asistentes en uno de los corrillos al acabar el debate.

El Grupo Editorial Poleo, el conglomerado de medios independiente propiedad del reconocido periodista y político venezolano Rafael Poleo, había acertado al apostar por la capital española para juntar a un grupo de experimentados periodistas para dar si visión sobre ‘El rol de los Medios de Comunicación en el conflicto venezolano’. 

Entre los asistentes, académicos, periodistas, jefes de información, ejecutivos y hasta un embajador, se dio cita para participar de esta plataforma para defender la libertad de expresión y promover la democracia. Fue una oportunidad para reflexionar sobre el rol de los periodistas en la era de la posverdad, el populismo y la dictadura. 

Sí, es una dictadura

Venezuela sigue siendo, «formalmente», una democracia. Así lo remarcó Manuel Trillo, pero en realidad se trata de una dictadura pura y dura. A este planteamiento se sumó Prieto, quien es partidario del uso de sustantivos en vez de adjetivos cuando toca informar sobre la crisis venezolana. “No hay que ser aséptico cuando se habla sobre Venezuela, lo que defendemos es la democracia, el sistema que nos permite controlar a los políticos. Trato de evitar llamarle presidente a Nicolás Maduro”, dice. Llamarlo presidente lo legitima, por eso elige llamarle «tirano, mandatario a lo sumo».

En el Grupo Editorial Poleo también se entiende por qué no llamar presidente a Nicolás Maduro. Desde hace 43 años la Revista Zeta ofrece análisis y discusión, convirtiéndose en un referente periodístico independiente. Zeta’ y El Nuevo País’ vieron crecer la figura política de Hugo Chávez. Lo conocían bien en la redacción, ya que Chávez encontró en esas páginas una tribuna para su proyecto político. Fue articulista. “Lo conocíamos bastante bien. Sabíamos que su proyecto no era socialismo. Y aunque no estábamos de acuerdo con él, le permitimos expresarse porque éramos una tribuna abierta”, recordó Poleo. “No estamos hablando de que Maduro lleva tres años como dictador, es que esto es un proyecto dictatorial desde sus comienzos”, agregó el periodista. 

Su apuesta por un periodismo fiscalizador mantiene a la Revista Zeta en pie a pesar de las amenazas y demandas en su contra. «Lo que puede ser normal en cualquier otro país aquí no lo es», apunta Francisco Poleo, vicepresidente de Zeta, quien además explica cómo “se vive con el monstruo en casa” cuando se refiere a la carrera de obstáculos en la que se ha convertido dirigir un Medio en Venezuela en estos tiempos.  «La prensa en Venezuela está muy limitada. El régimen monopoliza el mercado del papel y la tinta. Adicionalmente, como si no fuese frustrante, en 2016 los directivos de El Nuevo País y Zeta fueron demandados por la estatal petrolera Petróleos de Venezuela (PDVSA) por reproducir en sus páginas una información de Bloomberg que revelaba la posible hipoteca de las acciones de la filial estadounidense Citgo a Rosneft, empresa de petróleo propiedad del gobierno ruso. Y así ocurrió. Acto seguido el mandatario venezolano anunció en cadena de radio y televisión que les ‘daría en el hueso’ a los directivos de El Nuevo País, que posteriormente fueron demandados, acusados por difamación e injuria. No conforme con ello, a partir de esa demanda, el monopolio estatal no les ha vendido ni un centímetro de papel», confirmó Poleo.

En el caso de la Revista Zeta y El Nuevo País, España encabeza el país con mayor número de visitas, después de Venezuela, superando la comunidad de Miami, en Estados Unidos. De hecho, existe una sección informativa exclusivamente dedicada a España, donde en estos momentos el centro de atención lo tiene el conflicto en Cataluña. El crecimiento de una audiencia ávida de análisis sobre el conflicto local, ha permitido que este medio de comunicación amplíe sus fronteras. 

Entre Cataluña y Venezuela

España no es la misma desde el 1 de octubre de 2017. Han sido días de incertidumbre política y periodística. El conflicto catalán se ha impuesto a cualquier agenda y no sabemos hasta cuándo. Así lo expresa la periodista venezolana Martha Blanco, con una amplia trayectoria en Antena3.

En esa misma cadena, en abril de 2016, un reportaje que pretendía ser de corta duración se convirtió en un especial de 50 minutos. Se llamó ‘Venezuela al límite’ y fue presentado por el periodista español Teo Ibernón. Durante cuatro días y con visado de turista, fingiendo visitar a una novia en Venezuela, Ibernón se adentró en los barrios de Catia y Petare; se entrevistó con líderes de la oposición y hasta contactó con varios personajes del círculo del etarra Ignacio De Juana Chaos.

Ese trabajo periodístico no sólo le dio a la cadena del conglomerado Atresmedia récord de audiencia, sino también un nuevo mercado: el venezolano. Martha y Teo recibieron mensajes de agradecimiento minutos después de la emisión del reportaje. “Nuestro rol como medio español cambió y nos convertimos en un medio venezolano”, afirma la periodista.

Sin embargo, ese pico de audiencia no fue suficiente para mantener en pantalla la crisis venezolana. “Realmente, en los informativos no ha tenido suerte el tema de Venezuela porque debe luchar, informativamente hablando, con atentados terroristas o desastres naturales”, confiesa Blanco. Por esta razón, las redes sociales se han convertido en una herramienta clave para la difusión de las noticias y para alimentar de material a las redacciones.

Más intentos

Para Pedro Jiménez, la cobertura que se le ha dado a la crisis de Venezuela no ha sido suficiente. “Los medios de comunicación no reflejamos lo que realmente ocurre allí”, confiesa. Lo dice porque lo sabe y lo ha sentido.

En su paso por Venezuela pudo constatar que los verdaderos rostros de la crisis están en una cola para comprar pañales; están en la puerta de una farmacia suplicando la llegada de una medicina; están en otro país como exiliados, ganándose la vida con el dolor de haber dejado su tierra. “Venezuela no sólo es Lilian Tintori, Patricia de Ceballos o Mitzy Capriles. Ésos son los rostros que nosotros aquí en España conocemos”, asegura Jiménez.

«Son las historias de millones de venezolanos las que hacen falta en los medios españoles. Es mucho más potente una historia que una declaración de un funcionario». Para Jiménez, «los políticos tienen la exclusiva misión de hacerle la vida más fácil a los ciudadanos y en Venezuela los dirigentes están haciendo todo lo contrario».

Con Venezuela hay conexión

Los lazos históricos que unen a estas dos naciones, España y Venezuela, afianzan aún más el compromiso por documentar la realidad venezolana, sobre todo cuando la cifra de venezolanos buscando una nueva vida en España está en aumento, apunta Manuel Trillo, periodista de ABC.

Como ejemplo de ello, más de doscientos periodistas venezolanos integran la asociación Venezuelan Press. “Cada semana sumamos dos o tres periodistas que se vienen a España porque no tienen trabajo, porque su medio ha cerrado o están amenazados”, revela Martha Blanco, quien también forma parte de la directiva de la asociación de periodistas. 

Prieto y Trillo coinciden en el interés de sus lectores por la crisis provocada por el chavismo y el madurismo. «Venezuela es un foco de interés prioritario» para sus medios. En ABC, «es el tercer país de donde proviene nuestra mayor audiencia en Internet, después de estados Unidos y México». En OKDIAIRO, las cifras son similares, con ‘pelea’ entre Venezuela y Colombia.

Trillo explica que este diario ha revelado «las investigaciones que se habían estado desarrollando en Estados Unidos sobre altos dirigentes del chavismo, como por ejemplo, las relacionadas con Diosdado Cabello y su conexión con el narco. Estamos hablando de un país que no es normal”, enfatiza Trillo al hablar sobre la falta de trasparencia en las instituciones. Y es precisamente este punto en el que todos los periodistas invitados a este encuentro coinciden. La sumisión de los poderes al régimen es uno de los grandes problemas políticos del país.

Lo que está sucediendo en Venezuela es relevante en sí mismo. La crisis humanitaria es una tragedia que merece ser conocida en todo el mundo. Por esta razón, Francisco Poleo insistió en la importancia de luchar por la libertad de expresión para la recuperación de la democracia. Pide a los medios españoles que los sigan apoyando con la cobertura de la crisis de Venezuela, que sigan imprimiendo historias. Que no los pierdan de vista. “No queremos que nos abandonen”, demanda el periodista.

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