El Gobierno de Erdogan pretende alcanzar un acuerdo con El Cairo a pesar de los Hermanos Musulmanes

Recep Tayyip Erdogan tiene claro cuál debe ser el objetivo prioritario para su país. Actualmente, alcanzar un acuerdo con Egipto y poder contar con su apoyo en asuntos de gas y petróleo parece esencial para Ankara, que ha realizado los primeros acercamientos. A lo largo de toda la semana, la polémica ha rodeado todo este asunto ya que, mientras el ministro de Relaciones Exteriores de Turquía, Mevlut Cavusoglu, afirmaba que habían acercado posturas con Egipto sobre las fronteras marítimas, desde El Cairo desmentían esas afirmaciones que, finalmente parece que pueden llegar a buen puerto. Otra de las preocupaciones que existe en el Gobierno de Erdogan es hasta qué punto podría afectar este acercamiento con las relaciones que mantienen con sus socios de la Hermandad Musulmana.
Turquía lleva tiempo intentando obtener ciertas ventajas económicas respecto al comercio del petróleo y, sobre todo, el gas de la zona del Mediterráneo Oriental. No obstante, no está resultando nada fácil el entendimiento entre turcos y egipcios, a pesar de la voluntad que está poniendo el presidente Erdogan de primera mano. Cavusoglu anunciaba a principios de semana que “conforme al curso de nuestras relaciones, podemos negociar con Egipto sobre las áreas de jurisdicción marítima y firmar un acuerdo”. Es decir, ya ponía sobre la mesa la posibilidad de estrechar lazos con el Gobierno de El-Sisi.
Algo fundamental en este asunto era la percepción turca sobre el acuerdo alcanzado entre Grecia y Egipto en verano del pasado 2020 sobre su zona económica exclusiva y que desde Ankara tildaron en su momento de “ilegal”. Cuando fue preguntado, el ministro de Relaciones Exteriores afirmaba que El Cairo “respetó la plataforma continental sureña de Turquía”, y que lo consideraban algo “muy positivo”. Unas declaraciones que contrastaban claramente con las que hizo nada más firmarse el acuerdo entre Egipto y Grecia: “Turquía no permitirá ninguna actividad en dicha región y está decidida a seguir defendiendo sin dudarlo los legítimos derechos e intereses de nuestro país y de los turcochipriotas”. Lo que han tenido claro desde Ankara es que, sin ese paso atrás necesario, iba a ser imposible acercarse a los de El-Sisi.
Aún así, no existe ninguna garantía de que las conversaciones entre ambos países lleguen a buen puerto. Es más, el ministro de Exteriores egipcio, Sameh Shoukry, ha desmentido a su homónimo turco: “El respeto de Egipto por las fronteras marítimas de los países mediterráneos no es nuevo y los intentos de Turquía de afirmar que los dos países hemos negociado son incorrectos”. Y es que los egipcios están más pendientes de fortalecer sus relaciones con Chipre y Grecia que de las demandas de un Ankara que sigue intentando hacerse hueco en unas hipotéticas negociaciones multilaterales.
El propio El-Sisi ha mantenido conversaciones telefónicas recientemente con el primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, para abordar el asunto de cooperación en el Mediterráneo. Fue el propio portavoz presidencial de Egipto, Bassam Radi el que afirmó que esperan estrechar lazos, especialmente en materia de energía. Buena muestra de ello fue el East Med Gas Forum, en el que estuvieron presentes Grecia, Egipto, Chipre, Jordania, Italia e Israel. No resulta raro que Turquía no estuviese presente, una muestra más de las complicaciones que tienen desde el Gobierno de Recep Tayyip Erdogan para establecer buenas relaciones con sus países vecinos, con los que cada vez le cuesta más llegar a acuerdos.
Pero ahora ha parecido un nuevo escenario. Tras anunciar el ministro de Exteriores turco el inicio del acercamiento a Egipto y la desmentida desde El Cairo, Turquía ha vuelto a la carga. Mevlut Cavusoglu ha afirmado que sus “contactos con Egipto han comenzado a nivel diplomático”. Y el presidente Erdogan ha decidido ir un paso más allá en unas declaraciones a la agencia turca Anadolu: “Queremos que continúen los contactos con Egipto, y si logran resultados positivos, trabajaremos para fortalecerlos y elevar su nivel”. Es decir, Ankara no espera únicamente lograr un acuerdo ventajoso sobre el gas y el petróleo del Mediterráneo Oriental, pretende que esos lazos que esperan alcanzar con El Cairo tengan cierto recorrido y puedan mantener unas relaciones amistosas con un país con el que, durante los últimos años, no han tenido muy buenos contactos.
Los motivos vienen de más atrás. Desde que El-Sisi llegó al poder en Egipto tras derrocar a los Hermanos Musulmanes mediante un golpe de estado, Turquía se había negado a establecer ningún tipo de acuerdo con ellos. Los lazos que unen a los turcos con la Hermandad, además de ser muy peligrosos, tienen un recorrido histórico que podrían empezar a romperse tras el acercamiento al Gobierno egipcio. A esto hay que añadir las distintas posiciones que tienen ambos países respecto a otros asuntos de gran polémica en Oriente Medio, como es la guerra civil de Libia.
Los lazos entre Turquía y la Hermandad Musulmana podrían estar pendiendo de un hilo debido a la evidente tensión que existe entre la Hermandad y Egipto. La organización islamista más antigua de la que se tiene constancia es, además, considerada una organización terrorista internacionalmente. Los lazos que unen al Gobierno de Erdogan con ellos están ligados al conflicto de Yemen, en el que, como no podía ser de otra manera, Turquía está inmerso. La intención de ambas partes sería acabar a la mayor brevedad posible con las milicias hutíes apoyadas por Irán. Ya ha habido reuniones entre representantes turcos y algunos yemeníes que tuvieron que abandonar el país exiliados y que ahora combaten desde la Hermandad Musulmana.
Nombres como Abdullah Al-Zindani – hijo del terrorista considerado por Estados Unidos como “leal a Bin Laden” – o Hamid Al-Ahmar son algunos con los que se está aliando el gobierno turco. De hecho, Al-Ahmar está ejerciendo su labor de forma muy activa, incitando al gobierno de Erdogan que muestren su apoyo a la iniciativa de la organización terrorista de declarar una “región de Hadramout”. Eso sí, esta zona sería controlada y gestionada por los Hermanos Musulmanes, además de contar con un apoyo económico y un importante paquete de ayudas. Al-Ahmar también ha ejercido presión sobre el que fuera el líder del gobierno reconocido internacionalmente, Hadi, al que pide haga un llamamiento a los fieles más jóvenes para combatir a las milicias hutíes y recuperar Yemen.
Como es evidente, la relación que mantiene Turquía con una organización como lo es la Hermandad Musulmana es de extremada delicadeza debido a la peligrosidad tanto de unos como de otros. Sin embargo, según apuntan fuentes cercanas al Ejecutivo de Recep Tayyip Erdogan, desde Ankara se quiere priorizar el vínculo con Egipto ya que consideran que la alianza con la Hermandad no ha sido tan fructífera como podrían haber esperado en un inicio. Una información que no ha debido sentar nada bien en el seno de una organización que sigue centrando sus esfuerzos en el conflicto de Yemen, considerado actualmente por Naciones Unidas como la mayor crisis humanitaria desde la Segunda Guerra Mundial.
Después de varias jornadas de declaraciones y desmentidas por parte tanto del Gobierno turco como el egipcio, se espera que en las próximas fechas se comience a materializar un acuerdo importante para ambos países – seguramente más para Turquía –. No obstante, deberán seguir bien de cerca los movimientos de la Hermandad Musulmana que si algo han venido demostrando desde hace tiempo es que son una amenaza de la que ni el presidente turco se puede olvidar, ni el resto de los países de Oriente Medio pueden permitirse perder de vista.