El Estado Islámico se ‘presentó’ a la opinión pública decapitando al periodista James Foley
Al Qaeda empezó a suponer la mayor amenaza a escala planetaria tras los atentados del 11 de septiembre de 2011 en Nueva York y Washington, aunque su historia comenzara mucho antes, como demuestra abundante literatura al respeto. Hoy día, estos criminales han llegado a llevarse las manos a la cabeza y a clamar contra el autoproclamado Estado Islámico, nacido para la opinión pública el día que en 2014 decapitó al periodista estadounidense James Foley.
Antes de ese momento, Foley, obligado por sus verdugos, culpa de su situación a la Casa Blanca por la intervención en Irak y se despide de su familia.
Lo que en principio se vio como un grupo terrorista que secuestraba, amenazaba y mataba de forma salvaje para después hacer públicos los vídeos -con equipos y técnicas propios de Hollywood- y atemorizar a occidente va mucho más allá. Es la megaestructura económico-militar comandada por Abu Bakr al-Baghdadi que siembra de víctimas Siria o Irak, con un afán expansivo a cualquier precio y que en último término atenta en Europa con alarmante asiduidad, sea con cuchillos o fusiles en espacios públicos o con camiones contra grandes masas de gente.
Rusia ha anunciado este viernes que tiene indicios sólidos de haber acabado con Al-Baghdadi en un bombardeo sobre Raqqa -ciudad bastión de la organización- en mayo. Investiga si es uno de los cientos de víctimas -en este caso no inocentes- que se encontraban en una reunión de alto nivel sobre finanzas y estrategia territorial.