Cuando los ‘indepes’ te miraban por encima del hombro

ERC
  • Xavier Rius
  • Periodista y cofundador del diario E-notícies. He sido redactor en La Vanguardia y jefe de sección del diario El Mundo. Escribo sobre política catalana.

Había una época en que los indepes te miraban por encima del hombro. Bueno, eso no lo han dejado de hacer nunca. Al contrario. Sobre todo, desde la aprobación de la Ley de Amnistía. O que la Audiencia archive definitivamente, por un defecto de forma, el caso Tsunami. Ellos, en resumen, son los buenos. Ya lo decía Torra: estaban en el «lado correcto de la historia»,

En cierta manera, defendían que no sólo eran independentistas, sino también buenas personas. Recuerdo que uno de los intelectuales de referencia del proceso, Salvador Cardús, más o menos lo venía diciendo.

En un libro que publicó en el 2010, El camino de la independencia -y que yo incluso me leí- defendía, que el independentismo tenía que ser maduro y, desde luego, honrado. Hablaba de la «buena educación patriótica» y hasta de «aprender a vivir sin subvenciones».

Poco a poco, todo esto se ha ido al garete. En el fondo, el proceso ha sido, entre otras cosas, un qué hay que lo mío o de navajazos por la espalda. Basta repasar los dos últimos episodios que han sacudido el mundo independentista: uno de Esquerra y otro de Junts.

El de ERC es el caso de los carteles. Antes de la campaña electoral de las municipales, con Ernest Maragall de alcaldable de este partido, salieron unos pasquines anónimos en el que vinculaban a su hermano y a él mismo con el Alzhéimer.

Ahora se ha sabido que salieron de dentro del propio partido. Ya habido una dimisión, Sergi Sabrià, ex viceconsejero nada menos que de la Generalitat. Y, como explicábamos en un artículo anterior, es un episodio más de la guerra entre junqueristas y roviristas por el control del partido.

Si sale ahora sospecho que es para intentar joder definitivamente a Oriol Junqueras, porque él era el presidente del partido. Aunque de momento no se ha dado por aludido y tampoco ha querido entrar al trapo. Ni siquiera defenderse.

Lo bueno es que Esquerra se ha vendido durante mucho tiempo como el partido de las mans netes (manos limpias). Había un poco de truco en ello porque es verdad que, en cien años, no ha tenido casos de corrupción importante. Pero durante el franquismo estuvo prohibido 40 años. O sea, que no podía tener ninguno. Y no llegó al poder hasta 2003 con el primer tripartito de Pasqual Maragall.

Además, pasan de puntillas por el caso de aquel consejero de Gobernación, es decir: de Interior, al que pillaron haciendo tráfico de tabaco: Jordi Ausàs. Es cierto que era de la Seu de Urgell. Que debe ser casi una tradición. Incluso parece ser que, por parte de esposa, creo que venía de una familia de transportistas. Pero es que lo hacía … ¡con el coche oficial! En Esquerra siempre han escurrido el bulto con la excusa que de que era un asunto privado.

Pues eso, ahora en la sede del partido en la calle Calabria de Barcelona, van los cuchillos que vuelan. Evidentemente, quieren intentar cerrar el caso este viernes. Lo antes posible. Porque les pilla negociando con Illa -dudo de que vayan a elecciones-, sin un liderazgo claro y tras haber perdido trece diputados de golpe.

El otro caso es el del único eurodiputado de Junts, Toni Comín. Le conozco desde que era una joven promesa de Ciudadanos por el Cambio, un partido que se inventó Pasqual Maragall para difuminar al PSC. Y sucesivamente ha pasado por el citado PSC, Esquerra y ahora Junts. Es decir, cuatro partidos.

Ahora, le han pillado pasando gastos de un crucero por el Mediterráneo -con el flamante nuevo presidente de la ANC, el cantautor Lluís Llach- al Consell per la República. Evidentemente, él lo niega. Y en TV3 salió amenazando con acciones legales contra el ex gerente del organismo, que es el que ha destapado el caso, y que es lo que se suele hacer en estos casos. Si no pasa de las amenazas a los hechos es que es culpable.

El peródico que denunció el caso, El Món, considerado próximo a Junts, aportó incluso facturas. La cosa ha quedado un poco enterrada con tanto acontecimiento, las elecciones y la amnistía. Pero llega a ser un dirigente del PP o de Vox y habrían hecho ya un 30 minuts, el programa informativo estrella de la cadena.

Todo ello ha ayudado a derrumbar un poco más la imagen del independentismo. Además, afecta a los dos partidos líderes como pueden ver. ¿Estos iban dando lecciones de moral? Al final se trataba de meter la mano en la caja. O de una estricta lucha por el poder. Incluso con los de tu propio partido.

Lo último en Internacional

Últimas noticias