Así es el cardenal papable Pizzaballa: edad, origen y su obra eclesiástica
Pizzaballa ha tenido un especial protagonismo a raíz de la escalada bélica entre Israel y Palestina


El cardenal Pierbattista Pizzaballa, de 59 años, puede ser elegido como nuevo Papa de la Iglesia católica tras la muerte de Francisco. Los miembros del Colegio Cardenalicio van a votar en el próximo Cónclave y el patriarca latino de Jerusalén puede convertirse en el 267º Pontífice y en el soberano del Estado de la Ciudad del Vaticano. Pizzaballa ha tenido un especial protagonismo en los últimos tiempos, sobre todo a raíz de la escalada bélica entre Israel y Palestina.
El candidato a Papa Pizzaballa se convirtió en el primer patriarca latino de Jerusalén en ser nombrado cardenal, y también en el primer cardenal residente en el Estado de Israel. Su designación fue seguida por un estallido de violencia en la región. El 7 de octubre de 2023, tan sólo una semana después de su nombramiento, milicianos de Hamás lanzaron un ataque a Israel desde Gaza.
Dos semanas después, Pizzaballa convocó una jornada de oración y ayuno por la paz. Durante este periodo, expresó su disposición a ofrecerse como rehén a cambio de la liberación de los niños capturados por Hamás. Por otro lado, el italiano hizo un llamamiento urgente para detener el conflicto, condenando los actos violentos del 7 de octubre y denunciando las consecuencias devastadoras del enfrentamiento en Gaza, que dejó más de 5.000 muertos, entre ellos muchas mujeres y niños.
El 1 de mayo de 2024, Pizzaballa, tomó posesión de su iglesia titular de Sant’Onofrio, pero la ceremonia de nombramiento fue retrasada dos semanas debido a las hostilidades en la zona. Ese mismo mes, tras intensas negociaciones con las autoridades, pudo ingresar a Gaza para celebrar misa en la parroquia católica de la Sagrada Familia y visitar una iglesia ortodoxa local.
Además, el Patriarcado de Jerusalén que ha dirigido hasta el momento en colaboración con la Orden de Malta, lidera una misión humanitaria destinada a ofrecer alimentos y asistencia médica a la población afectada en Gaza.
El candidato a Papa Pizzaballa
Pierbattista ha evitado siempre abordar temas controvertidos. Sin embargo, sus palabras y acciones permiten discernir un compromiso con las tradiciones y prácticas ortodoxas de la Iglesia, aunque acompañado de una apertura hacia la modernidad.
Durante la guerra entre Hamás e Israel demostró una notable preocupación pastoral por su comunidad. La experiencia en Tierra Santa del recientemente nombrado Vicario de Cristo le ha permitido interactuar con ambas partes del conflicto, manteniendo una postura de equilibrio, aunque con una aparente mayor empatía hacia el pueblo palestino, al que considera como aún privado de sus derechos y dignidad.
Pizzaballa reconoce que la Iglesia atraviesa un período de «gran desorientación y confusión», pero no busca un retorno al pasado. Comparte la visión del Papa Francisco y cree que los cardenales son servidores del pueblo de Dios, por lo que rechaza el clericalismo. Además, defiende la necesidad de una formación sólida para el clero, con el fin de interpretar adecuadamente la realidad.
Aunque tiene similitudes con Francisco, como su preocupación por los inmigrantes, el diálogo interreligioso y la justicia social, también presenta diferencias sutiles. Mientras promueve una Iglesia abierta a todos, insiste en que esto no significa que sea de todos. Para él, la fe es el punto de partida fundamental para cualquier cambio en la Iglesia, subrayando que Cristo, y no el hombre, es quien guía a la Iglesia.
Litúrgicamente, Pizzaballa tiende hacia la tradición, resaltando siempre la centralidad de la Eucaristía. Considera el rito antiguo como parte de la diversidad litúrgica de la Iglesia, y lo permite en ese contexto. Su inclinación hacia lo tradicional también se manifestó durante la pandemia de Covid-19, cuando expresó su resistencia al cierre de iglesias.