Eduardo VII creador de una silla para hacer el amor con dos mujeres a la vez y hombre de paz
Eduardo VII reinó al frente del Imperio británico durante un breve período de tiempo, de 1902 a 1910, falleció de un ataque al corazón
Eduardo VII reinó al frente del Imperio británico durante un breve período de tiempo, de 1901 a 1910, falleció de un ataque al corazón después de una enfermedad respiratoria. Pero pese a su corto reinado, pudo disfrutar de una fama que pocos reyes consiguen, este hombre se consideraba un adicto a las mujeres y a los placeres de la vida. Un asiduo de los burdeles que dedicó gran parte de su tiempo a invertir todos sus esfuerzos para poder hacer el amor sin cansarse demasiado. Pese a ser un gran amante el paso del tiempo, su ingenio y dinero, lo llevaron a fabricarse una extraña silla que hay expuesta actualmente en el museo de Orsay en Paris. La llamada silla del amor del rey fue creada para que pudiera hacer el amor con dos o más mujeres a la vez, dando el máximo de sí mismo.
La silla del amor del rey Eduardo VII está expuesta en el museo de Orsay
La famosa silla del amor del rey Eduardo VII llama la atención nada más verla. Detrás de este objeto singular, pocos son los monarcas con una mente tan liberal, se esconde una persona de carne y hueso que aprovechó al máximo sus 68 años de vida. Hijo de la reina Victoria y de Alberto de Sajonia, vivió gran parte de su adolescencia en Paris. A la tierna edad de 13 años se inició en los burdeles, según recogen testimonios de la época.
A los 23 años viajaba de forma regular a la ciudad del amor, Paris había creado en él una huella tan profunda que no podía separarse de esas pasiones secretas que no encontraba en el Reino Unido. En una de sus visitas decidió cumplir con uno de sus sueños, ponerse en contacto con unos diseñadores de muebles para que le crearán una silla con la que poder hacer el amor con dos mujeres a la vez.
Muy conocido en el burdel Le Chabanais, uno de los más famosos de Paris, llegó con su silla dispuesto a ser el rey, no solo de los ingleses, sino también de las orgías. Su artilugio más célebre se quedó en el museo Orsay desde se sigue exhibiendo al público, mostrando el ingenio de este hombre que estaba dispuesto a darlo todo por amor. En él se pueden apreciar unas marcas para poner los pies y la espalda el resto es pura imaginación. Algunos expertos afirman que no solo podía hacer el amor con dos mujeres, sino que incluso podía dejarse llevar por las emociones del momento y seguir aportando su granito de arena con más participantes en las orgias del lugar.
Llamado cariñosamente Bertie por las prostitutas y sus familiares más directos. Dejó su legado en la ciudad del amor, ese mismo trono fue usado por varias generaciones de asiduos a los famosos burdeles de Paris. Al igual que Bertie en busca de la máxima comodidad y de hacerse con una silla que no patentó en su día, pero podría haber sido una pieza clave de cualquier habitación. Este rey pasó a la historia como uno de los más pícaros de la corona británica, pero también por una vida dedicada a lo que más le gustaba
Así fue el breve, pero intenso, reinado de Eduardo VII un hombre de paz
Casado con Alejandra de Dinamarca, su reinado se centró en una dedicación a su imperio por el que viajó en numerosos viajes para instaurar la paz y mostrar su capacidad para reinar. Su madre, la reina Victoria lo educó de forma estricta después de la muerte de su hermano Alberto, para que se hiciera con las riendas de un imperio que al igual que el español, empezaba a mostrar síntomas de desintegración.
Su vida un tanto mundana le llevó a ser el segundo monarca británico más mayor en heredar el trono. Su madre no lo veía preparado, pero aún así tuvo que hacerse cargo del imperio con casi 60 años. En una década la que duraría su mandato repleto de responsabilidades. El imperio británico era la primera potencia mundial, aunque en el horizonte empezaba a visualizarse la llegada de lo que sería la primera guerra mundial. Conflictos políticos y nacionalismos que el nuevo rey, uno de los más carismáticos de la corona británica, debería hacer frente.
Las alianzas con Francia y el tratado de paz con el Transvaal que acabó con la sangrienta Guerra de los Boers fueron el final de un breve mandato en el que Eduardo VII puso todo lo aprendido en su juventud a disposición del reino. Fue una persona amante de los placeres terrenales, la comida, las fiestas y las mujeres se convirtieron en su razón de ser, pero cuando tuvo que asumir el poder lo hizo con una intención muy clara. Mantener su imperio, acabar con guerras innecesarias y empezar a trazar alianzas. Su silla del amor lo hizo célebre en los burdeles de Paris, pero sus dotes como diplomático hicieron que su nombre sonará por un imperio que resistió sus 9 años de mandato.
Temas:
- Curiosidades
- Historia