Historia

Batalla de Verdún: La contienda más larga de la I Guerra Mundial

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Batalla de Verdún

El 21 de febrero de 1916 dio por empezada la conocida como Batalla de Verdún en el marco de la I Guerra Mundial. Pocos de los soldados que participaron desconocían que se convertiría en una de las contiendas más violentas y largas de la Gran Guerra, que se postergó hasta 18 de diciembre de 1916. A pesar de su duración y la dureza que emplearon los dos bandos implicados, alemán y francés, no fue decisiva para el final de la guerra.

La contienda tuvo lugar durante más de 300 días en una localidad francesa de la región de Lorena, Verdún, y en sus primeros meses ya habían causado baja miles de soldados de ambos bandos. Se estima que al final de la batalla, después de diez meses, más de 700.000 soldados causaron bajas, la mayoría, muertos.

Una batalla cruel

El pintor alemán Franz Marc se alistó en el ejército de su país unos años antes de manera voluntaria. Por casualidad acabó en Verdún, y acabó muriendo el 4 de marzo debido a un obús que lo mató al momento. Desde el frente, el pinto alemán, describió la zona como «una de las cosas más terribles que podía concebir la imaginación humana».

El mismo 21 de febrero, ya desde primera hora, el ejercito alemán hizo acto de presencia en la zona acompañados de su cañón Gran Berta, un temido dispositivo de guerra de 420 mm capaz de alcanzar objetivos a más de 10 kilómetros de distancia.

No había pasado ni 24 horas cuando habían caído de los aviones alemanes más de un millón de obuses que se cebaron contra el ejercito francés apostado en las colinas de Verdún. La mayoría de trincheras habían desaparecido y se formaron cráteres inmensos convirtiendo el campo de batalla en un auténtico infierno para todos los combatientes de esta I Guerra Mundial.

La cuestión fue que el jefe alemán, el general Eric von Falkenhayn había preparado la batalla al dedillo con la intención de mermar al máximo las fuerzas francesas en un enfrentamiento que podría ser decisivo para el devenir de la guerra.

La zona de Vedrún era ideal para la estrategia alemana que consistía en concentrar el mayor número de contingentes franceses en un punto para sí debilitarlos al máximo. El objetivo estaba claro para el ejercito alemán: matar y herir al máximo número de enemigos franceses en Verdún.

Nueve horas después de la primera ofensiva alemana a través de su artillería, que llegaron a volar los campanarios de los pueblos donde los propios alemanes se agazapaban para despistar a los franceses, tres cuerpos de infantería irrumpieron en la zona francesa conquistando cuatro días después de esta terrible primera ofensiva Fort Douaumont.

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Guerra de desgaste

La guerra duró mucho, diez meses, el desgaste fue realmente alto para todas las tropas. Al principio, los franceses creían que se trataba de una ofensiva de distracción, pero rápidamente el General Édouard de Castelnau envió el segundo ejército francés bajo el mando del experimentado General Pétain.

La resistencia francesa supo parar los golpes del ejército alemán, convirtiendo Verdún como un símbolo de la lucha nacional durante el resto de la I Guerra Mundial.

La logística y la meteorología eran la base de esta defensa planteada por Pétain, que lograron causar muchas bajas en su defensa después de que los alemanes siguieran con las ofensivas un día tras otro.

El infierno de Verdún quedó descrito a la perfección a través de las cartas que los propios soldados enviaban a sus familias mientras permanecían en la contienda, o incluso los familiares recibían estas notas cuando ya habían muerto. En una de estas famosas cartas, que escribió un soldado alemán, Johannes Has, se percibía el aire de infierno que habían creado los dos ejércitos durante el conflicto: «Queridos padres, estoy acostado en el campo de batalla y tengo una bala en el vientre. Creo que me estoy muriendo». 

El final de la batalla

El General francés, Robert Nivelle relevó a Pétain en el cargo y al frente de la defensa de sus tropas. Aquí comenzaron los ataques galos por recuperar suelo perdido durante la batalla. Los pequeños avances que se producían eran transformados en gestas para la moral de los franceses, que instauraron el ya conocido «Ils ne passeront pas» (No pasarán). 

El barro y la lluvia fue clave para cambiar la batalla, ya que los alemanes no habían pensado en que sus tanques no pasarían por un suelo anegado lleno de barro y sangre.

El 19 de diciembre de 1916, los franceses se hicieron con Duaumont y se dio por finalizada la guerra, aunque los combates continuaron unos meses más en los alrededores de Verdún.

Nadie salió victorioso, ninguno de los dos bandos venció, dejando más de 300.000 muertos y 400.000 heridos, en una batalla que no sirvió prácticamente para nada. Se dice que casi un 75% de los soldados franceses de la I Guerra Mundial pasaron por Verdún, donde todavía hoy siguen enterrados cientos de cadáveres en sus bosques.

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