El manjar de dioses que todos hemos hecho en casa, pero pocos saben que Don Quijote lo comía todos los sábados

De El Quijote hemos heredado hasta los insultos, y es que no siempre somos capaces de valorar la labor que hizo Miguel de Cervantes recopilando gran parte de la tradición popular manchega.
Más allá de su importancia literaria, El Quijote es un gran resumen de la sabiduría oral y eso no sólo incluye refranes, sino también recetas de las de toda la vida.
Una de las más famosas en Castilla-La Mancha son los duelos y quebrantos. Muy típicos entre las clases populares, demostración de la cocina de aprovechamiento y, aunque pocos lo sepan, uno de los platos favoritos del hidalgo más famoso de la historia.
El plato manchego que Don Quijote comía todos los sábados
Como bien resume el Centro Virtual Cervantes, la importancia de los duelos y quebrantos se nota desde el mismísimo arranque de El Quijote, justo cuando se describe la dieta de Alonso Quijano.
«Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados, lentejas los viernes, algún palomino de añadidura los domingos…».
El menú no está elegido al azar, sino que muchos autores consideran que era una forma bastante inteligente de ironizar sobre la pérdida de riqueza de los nobles y sobre cómo la caballería estaba muerta.
Don Quijote ya sólo tenía el título, pero muy poco dinero. Una muestra clara es que su dieta estaba basada en comida de aprovechamiento y más típica de pastores que de nobles.
¿Cuál es el origen de los duelos y quebrantos?
Los huevos y quebrantos están hechos de huevos, tocino y en sus versiones tradicionales de sesos de cordero. Es decir, es un revuelto humilde, muy potente y donde se pretende aprovechar todo del animal.
Por su aparición en El Quijote y por su importancia en la gastronomía manchega todavía es habitual encontrarlo en pueblos, fiestas históricas y en recreaciones del Siglo de Oro. ¿Pero cómo nació?
En el Diccionario de Autoridades (1732) lo mencionan como una receta de tortilla de huevos y sesos, pero hay otras versiones sobre por qué lo llamamos así.
Por ejemplo, la leyenda cuenta que los campesinos, cuando moría repentinamente un animal de trabajo como un burro o una vaca, aprovechaban su carne para guisar y de ahí vendrían los duelos y quebrantos.
Otros platos tradicionales que aparecen en ‘El Quijote’
Los huevos y quebrantos no son el único plato que aparece en la literatura de Cervantes. Por ejemplo, el gazpacho manchego también juega un papel relevante.
Por ejemplo, en el capítulo 53 de la segunda parte podemos encontrar una referencia en boca de Sancho: «Más quiero hartarme de gazpachos que estar sujeto a la miseria de un médico impertinente».
Una afirmación que resume la conexión entre el guiso manchego y las clases populares representadas por el leal escudero.
Gracia la influencia de Miguel de Cervantes ahora sabemos que el gazpacho manchego actual no sólo tiene muy poco que ver con la versión andaluza, sino que tampoco se parece a la receta original toscana hecha con vianda y restos de guiso.