Un modelo educativo híbrido es muy prometedor, pero necesita del impulso de la Administración

La educación del futuro será un híbrido entre lo presencial y lo digital, pero necesita del impulso de la Administración para que ninguna organización universitaria pierda el tren de la digitalización porque, entre otras cosas, requiere de una alta inversión. Esta es una de las principales conclusiones de la mesa redonda «El modelo educativo que viene. La enseñanza online», debate celebrado bajo el marco de las II Jornadas OKDIARIO: «España ante el reto 2021». 

La mesa de debate, moderada en esta ocasión por la periodista de OKDIARIO Cynthia Díaz Nobile, ha contado con la participación de Luis Miguel Olivas, director de Empleabilidad y Educación de la Fundación Telefónica; Rafael Puyol, presidente de UNIR y Alberto Ulloa, CEO de Cibert.net. Se ha profundizado en las nuevas metodologías de enseñanza donde ya no vale el mismo modelo hierático para todos los alumnos. En este sentido, Olivas ha explicado que desde Fundación Telefónica se ha lanzado un nuevo programa innovador alrededor de la formación y la educación.

«Los alumnos tienen que aprender a solventar retos por sí mismos, tener la capacidad de hablar en público, de trabajar en equipo y de aprender de sus compañeros. No podemos poner la misma metodología para todos los alumnos, debemos respetar sus necesidades y personalizar sus entusiasmos e intereses.  La educación debe tender a ese aprendizaje abierto, poner a los alumnos en el centro de la toma de decisiones».

Puyol, presidente de UNIR, por su parte, ha explicado que, efectivamente, «el alumno busca cosas nuevas, le gusta opinar, le gusta participar y también cambiar las estructuras docentes que hay. Es decir, la clase magistral que conocemos hasta el momento deja de tener sentido y el profesor se convierte en una figura de orientación». «Ahora los estudiantes son nativos, tienen contacto con la tecnología desde los cuatro años, así que no cabe duda de que debemos darle una enseñanza digitalizada que no le destine a la frustración porque esto incrementará el abandono escolar», ha apuntado.

Con respecto a la autoformación de los alumnos, Olivas cree que «hay personas que necesitan más acompañamiento en su formación y otras mucho menos. Hay alumnos, además, que con el sistema tradicional se aburre, por ello la autoexploración es muy necesaria. El modelo 42 ha demostrado que no hay una sola manera de aprendizaje para todos, sino que hay personas a las que les gusta más explorar y aprender a resolver problemas aprendiendo de forma independientes y otras personas necesitan una mayor estructuración».

Desde UNIR, Puyol ha explicado que «todos somos partidarios de un cambio del modelo educativo, pasar del 100% presencial a un modelo que tenga un componente virtual mucho mayor. En definitiva, un modelo híbrido que será muy prometedor por varias razones, entre ellas, la demanda de estudiantes que habrá en las próximas décadas». Y ha añadido: «En este momento hay 250 millones de alumnos a escala internacional, una cifra que se va a multiplicar hasta 2040 y que las universidades presenciales no van a poder atender. De ahí que tengamos que reforzar la enseñanza virtual porque ésta ha venido para quedarse, pero desde luego, no está exenta de algunos peligros como el hackeo».

La problemática de la transición de lo presencial a lo digital

Eso sí, ha explicado, hay algunas problemáticas más allá de la ciberdelincuencia. «También se presenta el problema de las desigualdades que puede producir este tipo de enseñanza con alumnos que no tienen la tecnología para acceder a las materias y las clases virtuales. Pero, además, a esto debemos sumar una cosa más, otro problema, transformar la enseñanza presencial en digital no es un proceso barato y no todas las organizaciones tienen la capacidad de hacer una fuerte inversión», ha comentado Puyol.

«Otra dificultad muy importante es la formación del profesorado alrededor de la enseñanza virtual y que hasta ahora no ha tenido que usar metodologías digitalizadas porque siempre han tenido que dar clases presenciales. Es más, muchos profesores ante la disyuntiva de cambiar a metodologías nuevas han preferido jubilarse», ha apuntado.

Ha explicado Puyol, además, que «las universidades durante el estado de alarma y la pandemia han hecho lo que han podido, pero ahora debemos aprovechar esta oportunidad para no quedarnos obsoletos, por eso el Ministerio de Universidades debe coger el toro por los cuernos para que nadie se quede atrás en la digitalización, tanto en las universidades online como las presenciales. Es imprescincible que se impulsen estos procesos para que las universidades».

Olivas, por su parte, cree que, además, «hay que tomar decisiones de manera ágil porque en estos meses de pandemia se ha generado una brecha de formación importante. Tenemos que acompañar a los profesores para que adquieran los conocimientos necesarios y puedan impartir sus clases virtuales con herramientas adecuadas». Ulloa, en este sentido, ha añadido que también «los docentes pueden hacer uso de las redes sociales y plataformas de vídeo como YouTube para tomar ideas de cómo lo están haciendo otros profesores cuando dan clases».

Los peligros de la ciberdelincuencia en el sector educativo

Olivas cree, y así lo ha expresado, que «los alumnos han entrado en una dimensión virtual plena, por lo que debemos prepararles para que naveguen por la red con seguridad. Y aquí, en este, punto, los profesores tienen un papel importante porque deben orientar y enseñar a sus alumnos a buscar la información en la red de una manera segura».

En la misma línea, Ulloa ha advertido del peligro de la ciberdelincuencia en momentos tan complicados y extraordinarios como los provocados por la crisis sanitaria. «Siempre se aprovechan de este tipo de situaciones porque, en general, los centros educativos no cuentan con las medidas adecuadas ante la defensa de los ciberataques», ha advertido.

Ulloa ha explicado también que en el sector universitarios «hay muchos ataques vienen a través de un correo. Te dicen que es de la universidad porque tienes que pagar la matrícula de la universidad, pinchas donde no debes y los ciberdelincuentes tienen las puertas abiertas». Por ello, ha insistido, «tenemos que elevar las precauciones y no fiarnos de ningún mail que no esperas, así como dar formación a profesores y alumnos sobre los peligros de acceder a contenidos en la red y dar permisos que no debemos».