Vicente Gil: «Feijóo afronta la investidura con la autoestima subida tras el acto de Madrid»

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El PP ha redescubierto que puede movilizar la calle y el subidón de autoestima en Génova ha sido enorme. Es lo que pasa cuando haces cosas por ti mismo sin pensar qué le parecerá a la izquierda, a la Ser y a La Sexta. El acto del domingo contra la amnistía desbordó las propias previsiones del PP. ¿Sirve para algo? Desde luego que sí. Por lo pronto, quedarse en casa no sirve de nada y es lo que espera el adversario. Y si hay que ir a más en las movilizaciones, habrá que ir a más.

El acto de Madrid sirvió para mostrar que hay millones de españoles que no están de acuerdo con lo que estamos a punto de presenciar, arropar -desde luego- la investidura de Alberto Núñez Feijóo y recordar que hay una alternativa al sanchismo y que fue la más votada el 23J, aunque no vaya a salir adelante. Sirvió para evidenciar el respaldo en las urnas, en su partido y en la calle al candidato y que Feijóo no es un loco que va al Congreso a hacernos perder el tiempo, como repite la consigna oficial del régimen. Feijóo puede subir a la tribuna del Congreso este martes llevando consigo la foto de Madrid. Foto que Sánchez no conseguiría ni de casualidad porque es un personaje que no puede salir a la calle, aunque luego tenga siete millones votos.

Este martes empieza una investidura sin sorpresas, con final ya escrito. No va a haber un sólo diputado del PSOE con dignidad suficiente (concepto que no conocen) para levantarse el viernes en la segunda votación o, simplemente, simular una repentina indisposición y no ir al pleno. Imaginamos que, a esta hora, las gestapillos de Santos Cerdán en el PSOE mantienen férreo marcaje al grupo parlamentario para el control total de cada diputado y evitar, por ejemplo, una diarrea repentina de alguien que no esté de acuerdo con la bajada de pantalones ante Puigdemont. Con sólo 3 ó 4 diputados que no aparecieran, Feijóo sería presidente. ¿Imaginan el show? No ocurrirá. Los integrantes del Grupo Socialista del Congreso comen de la mano de Sánchez. Les puso en las listas para eso: calentar el escaño y darle con el dedito al botón que dicte el líder sin rechistar.

A Sánchez se le ve sobrado. En plan chulo, despreciando y burlándose de una manifestación de más de 65.000 ciudadanos para las que -se supone- también gobierna. Es la muestra del carácter absolutamente antidemocrático de este personaje.

Yolanda Díaz se dedica, mientras tanto, a distraernos con sus chorradas. Esta vez, hablando de las naves espaciales de los ricos. A esta señora es para darle de comer aparte. Da vergüenza ajena, pero ahí está: vicepresidenta del Gobierno de España. 3.014.006 ciudadanos votaron a Sumar el 23J y siguen con entusiasmo las tonterías que dice cada día «entre peluquería y peluquería», como señaló certeramente Alfonso Guerra.

Sánchez sabe que tiene pactada su investidura y que sólo la cerrazón final de un tarado como Puigdemont puede echarla por tierra. Nos contará, entonces, que él no ha cedido al chantaje y que es un patriota. ERC ha confirmado este lunes por la tarde lo que OKDIARIO publicaba por la mañana: están ya intercambiando los documentos técnicos de la ley de amnistía porque el acuerdo político es total. Traducido: Sánchez les ha dado papel y bolígrafo para que redacten su impunidad. Aunque, cuidado: ERC no es Puigdemont. ERC es sólo un perrito faldero más de Sánchez, como Sumar o el PNV. Les une el poder, el sueldo y las prebendas públicas de las que viven.

Es decir que mientras Yolanda Díaz nos habla de las naves espaciales, ellos hablan y pactan calladamente a espaldas de los españoles la ignominia de la amnistía. Sin hacer ruido, sin llamar la atención. Lo mismito que hicieron los torpes del PP y de Vox con sus pactos autonómicos antes del 23J. Así les fue. Propongo meter -por ejemplo- a Borja Sémper e Ignacio Garriga en Gran Hermano VIP y que salgan dentro de unos años, cuando hayamos conseguido echar a Sánchez.

Con la masiva manifestación del domingo, en el PP de Feijóo han descubierto realmente, con convicción, gracias a que Ayuso y Aznar agitaron el frasco, que son el partido más votado de España y ya parecen creérselo, que representan a casi ocho millones de ciudadanos, que eso supone un deber moral que va más allá de hacer un discurso de investidura y que ser centrista y moderado no está reñido con liderar una revuelta social -hasta donde haga falta democráticamente- para evitar que un vendepatrias lleve al barro la dignidad de una nación centenaria como España.

Lo de Madrid era obligado y demostró que todo el PP -desde Ayuso a Vivas; desde Juanma Moreno a Azcón, Mazón o Capellán- están con Feijóo y le respaldan. Y que el presidente del PP tiene la obligación y la responsabilidad histórica de liderar (en toda la extensión del concepto) con inteligencia y responsabilidad, pero sin complejos, la resistencia a esta traición a la patria, a la democracia y a la memoria de nuestros padres y abuelos, que olvidaron el pasado y se dieron la mano para construirnos una nación en paz y próspera.

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