MONCLOA

Sánchez ya prepara la salida de Ribera a Europa y piensa en la alcaldesa de La Coruña como sustituta

Será la segunda crisis de Gobierno de Sánchez en menos de un año de vida del Ejecutivo

crisis de Gobierno
Joan Guirado

Cuando todavía no se ha cumplido ni un año de las elecciones que el PSOE perdió, Pedro Sánchez ya prepara su segunda crisis de Gobierno de esta legislatura para antes del verano. Será una remodelación pequeña, sin grandes estridencias, con la que busca «transmitir una imagen de que el Gobierno no se para y sigue trabajando con los mejores». La primera fue la que provocó la salida de Nadia Calviño para presidir el Banco Europeo de Inversiones (BEI). La cartera de Economía, Comercio y Turismo quedó en manos de Carlos Cuerpo. La salida de la vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, se da por descontada. Queda por saber si finalmente será o no la número 1 a las europeas o únicamente formará parte de las listas.

Excepto la macrorremodelación que ejecutó por sorpresa en julio del 2021 y que supuso la salida de pesos pesados como la vicepresidenta Carmen Calvo, el ministro de Transportes José Luis Ábalos y su jefe de gabinete, Iván Redondo, la estrategia de Pedro Sánchez siempre ha sido que las crisis de Gobierno fueran quirúrgicas: tocando las mínimas piezas necesarias para engranar todo el gabinete ministerial.

En el palacio de La Moncloa prácticamente todo el mundo da por hecho que Ribera abandonará su puesto tras seis años en el cargo. La vicepresidenta tercera fue de las primeras que llegó al gabinete Sánchez después de ganar la moción de censura a Mariano Rajoy.

Aunque ella misma, en los últimos días, se ha autodescartado como número 1 del PSOE a las próximas elecciones europeas del 9 de junio, los planes de futuro que Pedro Sánchez tiene para ella pasan por Europa. Encabece o no la candidatura, algo que pese a su negativa no se puede descartar todavía, el jefe del Ejecutivo la quiere colocar como comisaria de Energía del gabinete comunitario. Este mismo viernes, desde Oslo, el presidente afirmó que Teresa Ribera «será lo que ella quiera llegar a ser».

Para relevar a Ribera, suena con fuerza el nombre de la alcaldesa de La Coruña, Inés Rey. Primera edil desde hace cinco años, Rey se ha convertido en uno de los cargos municipalistas más cercano a Pedro Sánchez. La alcaldesa de La Coruña es muy valorada por el presidente, hasta el punto de que en los últimos años Sánchez ha elegido su ciudad para cumbres internacionales o convenciones del PSOE.

El ascenso de Rey, de producirse en la próxima crisis de Gobierno, hay que leerlo también en clave de la propia sucesión de Pedro Sánchez. Cuando todos en el gabinete presidencial reman a favor de que sea la ministra de Educación y portavoz, Pilar Alegría, quien asuma el rol que tiene en la actualidad Sánchez, el presidente sitúa a su alrededor a otras figuras femeninas «que van a dar mucho que hablar». Es el caso de Inés Rey o de la ministra de Ciencia, Innovación y Universidades y, desde este fin de semana, líder del PSOE valenciano, Diana Morant.

Precisamente, Morant es otro de los nombres que suenan con fuerza dentro del palacio de La Moncloa para ser una de las afectadas por la próxima crisis de Gobierno. La valenciana puede bien abandonar el gabinete o ascender a la vicepresidencia que deje vacante Ribera.

La primera opción permitiría a la ahora ministra de Ciencia librarse de la gestión del día a día de un macroministerio, como el que dirige, para centrarse en hacer oposición a Carlos Mazón, ocupando un sillón como senadora autonómica en el Senado. Con la segunda opción –ascender a la vicepresidencia que deje vacante Ribera–, Morant ganaría visibilidad desde dentro del Gobierno.

En la actualidad, señalan en su equipo, no tiene una gran presencia mediática para sus intereses electorales en la Comunidad Valenciana. Aunque en los últimos tiempos Moncloa y Ferraz le han dado más proyección. Si Sánchez opta por sacarla del Ministerio, se desconoce todavía quién podría relevarle.

Otro nombre del que se habla mucho es el de Ángel Víctor Torres. El ministro de Política Territorial y Memoria Democrática, que se estrenó en sus funciones a finales del año pasado, está siendo muy salpicado por la presunta trama corrupta de compra de mascarillas que afecta al primer Ministerio de Transportes del Gobierno PSOE-Podemos.

Desde Moncloa y Ferraz llevan muchas semanas pidiendo a Torres que haga un gesto, como hizo Francina Armengol, dando todas las explicaciones que sean necesarias para lavar su imagen. Pero el ministro, hasta ahora, se ha negado. Aunque cada vez se conocen más informaciones que le acechan.

Su situación, reconocen en el entorno de Sánchez, «es delicada». Si siguen saliendo más cosas en las próximas semanas, y amortizada la expulsión de José Luis Ábalos, su cabeza podría ser una de las que entregue el PSOE camuflándolo en una crisis de Gobierno para que Ribera se vaya a Europa.

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