Podemos recupera su ofensiva contra la retransmisión de la misa en los medios públicos
En Comú Podem, la marca con la que Podemos concurre a las elecciones en Cataluña de este domingo, recupera en su programa una propuesta que, en su día, ya provocó la polémica. Prohibir la retransmisión de la misa en los medios de comunicación de titularidad pública.
En su programa electoral, la formación podemita plantea «suprimir las retransmisiones de culto o ritos de carácter religioso en los medios de comunicación de titularidad pública». También pretenden «eliminar cualquier simbología religiosa en los actos oficiales, en lugares o edificios de titularidad pública y suprimir cualquier homenaje público a imágenes, santos, o símbolos religiosos».
Se trata de una iniciativa que Podemos aireó especialmente en su primera etapa. El ahora vicepresidente segundo Pablo Iglesias afirmaba en 2017: «A mí me parece que las televisiones públicas tienen que estar para emitir contenidos culturales, contenidos que defiendan la diversidad y la educación sexual». «La Iglesia católica tiene ya bastantes canales en los que podrían emitir misa o lo que quieran», opinaba el líder podemita.
Por entonces, su formación había llevado incluso al Congreso de los Diputados una Proposición No de Ley en la que pedían la supresión de las misas de la cadena pública.
«La sociedad española es muy diversa, plural. En España conviven personas de muchas ideologías y de distintas creencias religiosas: católicas, islamistas, evangelistas, ortodoxas, ateas, agnósticas o judías», destacaba Podemos en su iniciativa.
En opinión del partido, «ante la imposibilidad de dar cabida a todos y cada uno de estos sistemas ideológicos y conjunto de creencias, y para que ninguna persona pueda sentirse discriminada, la actitud más sensata de una televisión pública es la de absoluta neutralidad en materia de ideologías, religión o creencias».
En conclusión, para Podemos esto debía traducirse «en el cese de las emisiones televisivas de determinados ritos religiosos, misas católicas básicamente, que actualmente se emiten».
Tras darse a conocer esta propuesta, la retransmisión de la Santa Misa, en La 2 de TVE, logró datos históricos de audiencia, por encima del millón de espectadores, pasando de una media del 7% de share a casi un 20%. Actualmente, la Corporación pública sigue emitiendo las celebraciones religiosas, tanto a través de la radio como de la televisión.
Expropiar la mezquita
La ofensiva contra la Iglesia ha sido un motivo recurrente para Podemos. Más recientemente, en su programa para el 10-N, por ejemplo, recogían otra de sus peticiones históricas, la recuperación de los bienes «inmatriculados indebidamente».
«Estas operaciones se han basado, hasta 2015, en el privilegio de inscribir en el Registro de la Propiedad bienes a partir de simples declaraciones de sus propios miembros. Esto la ha llevado a inscribir a su nombre bienes que —como se sabe— son de toda la ciudadanía, como la mezquita de Córdoba o ermitas de muchos pueblos que mantienen en realidad los vecinos y vecinas, pero también edificios civiles, como quioscos y plazas», señalaba el partido.
También defendían la eliminación de la exención del IBI. «Mientras que una persona normal tiene que llegar a situaciones de gran necesidad para que se le permita no pagar el IBI, la Iglesia española no sólo recibe fondos de nuestra declaración de la renta que luego gasta en televisiones sectarias que nadie ve, sino que, además, se le permite no pagar impuestos por sus propiedades·», argumentaban en su última propuesta electoral para las generales. La excepción de la medida serían «los inmuebles afectos al culto, los bienes cuya finalidad principal sea su utilización por parte de Cáritas para la acción social u otro tipo de bienes que gozan de dicha exención por motivos generales».
En esa línea, hace un año, la vicepresidenta Carmen Calvo anunció que el Gobierno obligaría a la Iglesia a pagar el IBI en los espacios que no estuviesen dedicados al culto.
Ahora, en el programa para el 14-F, Podemos -partido en el Gobierno de España-continúa con su ofensiva. Entre otras propuestas, recogen una «ley de libertad de conciencia y laicidad» que «asegure», dicen, «la neutralidad ideológica de la administración».
«Los representantes del Govern no asistirán, como tales, a actos de culto, celebraciones, fiestas o conmemoraciones que tengan un carácter confesional. Los actos públicos serán exclusivamente civiles y sin connotaciones religiosas», añaden.
Ningún representante de Podemos acudió por ejemplo a la misa que se celebró en La Almudena, el pasado mes de julio, por las víctimas de la pandemia. En la agenda de Moncloa, Pablo Iglesias no tenía ningún acto previsto para ese día.
Al oficio religioso tampoco acudió Pedro Sánchez ni el ministro de Sanidad, Salvador Illa. La única representación por parte del Gobierno correspondió a la vicepresidenta Calvo.
TVE tampoco emitió la misa, un hecho que fue criticado por el Partido Popular: «Los españoles deben tener la oportunidad de seguir el funeral a través de la televisión pública», recogió el vicesecretario de Comunicación del PP, Pablo Montesinos, en su cuenta de Twitter. El Ejecutivo organizó días después una ceremonia de Estado de homenaje a las víctimas del coronavirus y a los trabajadores públicos que lucharon contra la pandemia.
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